S i contrastamos la realidad de las obras seleccionadas en las convocatorias y premios provinciales, podemos tener la sensación de que en todos se fallan los mismos premios, pero no es así. Si vemos la Convocatoria de Artes Plásticas de 2007 de la Diputación de Alicante, que se expone en la Lonja, no podemos dejar de pensar que algunas de estas muestras son un reflejo muy desvaído del arte que se hace en España. La convocatoria de este año, aunque creo que es bastante mejor que las anteriores, en ningún momento nos da una información real de lo que se fragua en los estudios de los artistas. Y en ningún caso nos propone un criterio coherente, debido a sus propias decisiones en la adquisición de las obras que van a formar parte de su colección, lo que se supone es una visión del arte contemporáneo. Las obras seleccionadas de mayor calidad responden a una visión del nuevo realismo en pintura, algunas de ellas de gran interés. Sin embargo, no se entiende la adquisición de obras sin unos mínimos de exigencia formal, sobre todo la presencia de la pintura abstracta, poco resuelta, sin calidad, y en la que se han perdido o mal interpretado los referentes. Las obras figurativas cercanas a esa nueva visión del realismo responden a una fuerte tradición, sobre todo inglesa y americana, que no tiene nada que ver con el naturalismo y que está calando muy fuerte en nuestro país. Una visión muy relacionada con el enfoque subjetivo de la realidad que ha aportado la fotografía. Una pintura que se desarrolla con elementos técnicos y de representación de la figuración del arte Pop, así como de la investigación formal de los artistas más conceptuales. Ciertamente, los artistas acuden a estos certámenes en función de la calidad del jurado y el prestigio que su selección le pueda aportar a su curriculum, y, por supuesto, de las posibilidades de poder ser adquiridos o al menos expuestos. Todo esto crea una cierta preselección en los propios artistas, que saben a qué concursos pueden o merece la pena acceder. La afluencia de calidad a un certamen no sólo depende de la dotación del premio sino también de la representatividad de los jurados. Hay ciudades que han conseguido un alto nivel, ganado muy a pulso con críticos de reconocido prestigio, donde el índice de participación es masivo. Pero otros, y éste es el caso de Alicante, perdieron hace mucho tiempo el tren de la exigencia. Eran los tiempos de Mario Candela dirigiendo Cultura en Diputación, con jurados muy representativos de la crítica de arte en España, junto con artistas de fama nacional contrastada, todos ellos elegidos por la entonces Asociación de Artistas Plásticos de Alicante. Pero todo esto se acabó, y, hoy, el certamen, una vez perdido y vuelto a recuperar, no resuelve con esos criterios de calidad que se dieron en otro tiempo. La consecuencia de todo esto es un devenir de compras cuya arbitrariedad es difícil de entender, con criterios no demasiado sólidos, que no crean unas expectativas de credibilidad en los artistas, y que dan una imagen de liviandad en la que parece que no cabe la extravagancia de lo moderno.

Lo que no se puede entender a estas alturas es que este certamen esté cerrado a la participación de la fotografía. Faceta del arte que consideran cubierta con un concurso de fotografías de escenas y paisajes de la provincia, donde no se prima la investigación plástica que no esté supeditada a una visión más o menos curiosa o turística de la provincia. Pues bien, esta es una singular manera de ver la fotografía pero hoy en día ésta es una expresión artística que contempla la realidad, no como mera reproducción de un entorno, sino donde la creatividad, la creación de escenarios, la mirada arqueológica o documental revela otra visión al espectador para el descubrimiento de su realidad. Fundamental para el diálogo entre las diferentes propuestas técnicas y conceptuales del arte.