Se acercan las fiestas de la Venida de la Virgen y el viernes pasado tuvo lugar en el Ayuntamiento la presentación de la revista de la sociedad organizadora de esos festejos invernales donde surge año tras año la figura del jinete Francesc Cantó, galopando por las calles ilicitanas para traer la nueva del hallazgo de la Platja del Tamarit. Así, aprovechemos la circunstancia para sumergirnos en aquel año de 1370, cuando dice la tradición que la imagen de la «Mare de Déu» apareció en nuestro litoral y, siendo un acontecimiento que abarca el término ilicitano, centrémonos en este y conozcamos algo más de nuestro término y comarca en ese lejano siglo XIV.

Producida la conquista cristiana, Elx fue primeramente señorío de la familia Manuel, descendiente de la realeza castellana, hasta la conquista catalano-aragonesa de 1296 y la anexión al reino valenciano (1304);. Elx estuvo escasos años en el real patrimonio, que pasó a manos de miembros de la familia real catalano-aragonesa, unida señorialmente a Crevillent -en el pasado aldea de Orihuela- el 6 de mayo de 1324, fecha de la donación de las dos localidades al infante Ramón Berenguer, hijo menor de Jaime II. Posteriormente, Elx y Crevillent fueron poseídas por Juan (hijo de Alfonso -II de Valencia- «el Benigno» y Leonor de Castella); y desde el 8 de agosto de 1358 por el infante Martín, segundogénito de Pedro -II de Valencia- «el Ceremonioso», representado en la minoría de edad por su madre, la siciliana reina Leonor.

Cuando la venida de la Virgen, si suponemos fue en 1370, en tiempos de la señoría de Martín (en un futuro rey Martín I «el Humano»);, el término de Elx comprendía la casi totalidad de la comarca del Baix Vinalopó. Ni el municipio ni la localidad de Santa Pola existían entonces, sólo un pequeño embarcadero llamado Port del Cap de l'Aljub, presidido por una torre que daba cobijo a unas cuantas barracas utilizadas por los pescadores de temporada. La cercana isla de Tabarca era la isla de Santa Pola o Plana, estaba desierta y en ella no existía ninguna fortificación, a pesar de las disposiciones del señor Ramón Berenguer, que en 1377 había

En cuanto a las actividades agrícolas, el cultivo del olivo caracterizaba la imagen del Camp d'Elx, que se producían hasta 100.000 arrobas de aceite. En Crevillent tenemos noticia del cultivo del olivo desde época de moros, como vemos reflejado en el «Kitâb ar-rawd al-mi'târ fî khabar al-aqtâr» de Al-Himyarî. Se cultivaba también la cebada, el algodón, la barrilla, etcétera.

Como consecuencia de la repartición del término después de la conquista de Jaime I (1265);, las tierras ilicitanas se dividieron en tres partes o diezmos, «delmes». El primero era el «delme de franc», que incluía las mejores tierras alrededor de la Vila Murada, las de los cristianos y por las cuales no se tributaba. También eran buenas las tierras del «delme del donatiu», cedidas a los guerreros que acompañaron a Jaime I «el Conquistador» a cambio del mantenimiento de un caballo armado para cuando fuese menester. Por último, en tercer lugar, estaban las tierras del «magram» (palabra árabe que designa un impuesto sobre la posesión de la tierra);, sometidas a tributación y que eran las tierras trabajadas por la población sarracena, situadas en su mayor parte en la otra orilla del Vinalopó, en el Pla; estaban regadas por la acequia de Marxena y representaban la sexta parte de la superficie cultivada.

Por ser Elx y Crevillent de la familia real, las tierras de ambas localidades eran consideradas de realengo, o sea de jurisdicción real, motivo por el que, «Furs» valencianos en mano, no podían ser enajenadas a manos muertas, la Iglesia, exceptuándose los casos en que existiese una autorización especial, como el de la alquería de Asprella o Les Asprelles entre 1340 i 1350, que fue propiedad del obispo de Cartagena (a pesar de la conquista de 1296, Elx y todo el sur valenciano continuaron sometidos a la jurisdicción eclesiástica de Cartagena hasta que fue erigida la diócesis de Orihuela en 1563);.

La alquería de Asprella era un lugar de sarracenos que tiene una historia especial, ya que fue propiedad de los hijos de Alfonso «el Benigno» -II de Valencia- tenidos con su segunda esposa, la infanta castellana Leonor: los infantes Juan (administrada en su nombre por el judío ilicitano Yosef Abentaurell); y Fernando sucesivamente. Fue el último quien la cedió al noble Ramón de Rocafull. Durante la guerra con Castilla, la llamada guerra de los Dos Pedros (1356-1369);, Asprella fue ocupada por los castellanos. Cuando el conflicto concluyó volvió a la familia real catalano-aragonesa, reclamada en balde por la viuda de Rocafull. En 1381 el infante Martín dio Asprella i la alquería de Beniamor a Pere Miró.

Antaño Beniamor había sido propiedad del poderoso arráez sarraceno de Crevillent, como también lo fue el lugar de Saoní, otro lugar perdido del campo ilicitano. Por ello, respetándose los privilegios de los que gozaba el señor musulmán, los habitantes de Beniamor y Saoní fueron eximidos del pago de los impuestos reales mientras la familia del arráez gobernase el castillo y lugar crevillentinos. Extinguida la dinastía sarracena de Crevillent, Beniamor fue concedida en 1320 al noble catalán Acard de Mur, después fue de María de Luna, esposa del infante Martín, hasta que fue donada al citado Pere Miró.

Asprella y la Xarquia, un lugar vecino, formaron una aljama -comunidad- sarracena autónoma de la del Raval, que ejercía de centro de la población mudéjar (musulmana sometida); del Camp d'Elx. En 1368 Leonor de Sicilia, tercera mujer de Pere -II de Valencia- «el Cerimoniós», como tutora del hijo de ambos Martí, concedió el perdón a los habitantes de ambos lugares, tras finalizar la guerra contra Castilla, confirmó también sus privilegios y les aceptó un donativo de 400 «sous». La población del Raval también vio confirmados sus privilegios, aunque por el número de habitantes el donativo fue mayor, de 2.000 «sous». La aljama del Raval, que se abastecía de las tierras de Marxena, extendía su jurisdicción a las alquerías de Marxena, Terça i Beniçuhei. Un documento fechado en setiembre de 1369 las reconoce subsidiarias del Raval.

Otro caso singular era el de la alquería de Beniabés, muy afectada por la guerra con Castilla, que en 1363 se despobló. Al final de las hostilidades su propietaria, de nombre Constança López de Vayela, pretendió repoblarla de nuevo. Por otro lado, la documentación de la época recoge el nombre de dos poblaciones relacionadas con el judío Yusef Abentauerell, citado más arriba: Quatre Alqueries i Beniboc. Hasta la extinción de la comunidad hebrea ilicitana en 1391, los judíos colaboraron eficazmente como intérpretes de árabe y colectores de las rentas de los lugares habitados por musulmanes.

De los lugares o alquerías de Aliabib, Tres Espilles, Rabat y Benicreixent poca cosa sabemos. Benicreixent estaba cercano al Cap de l'Aljub, puerto de Elx y aldea de moros poblada en época del infante castellano Manuel, que se extinguió cuando la conquista de Jaime I. q

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