Hoy, 15 de agosto, celebramos la festividad de la Asunción de la Virgen a los cielos y es, por lo tanto, día grande en las Basílicas dedicadas a Santa María de la Asunción tanto en Alicante como en Elche, donde se desarrolla, desde aproximadamente la segunda mitad del siglo XV, el drama sacro-lírico que recrea la Muerte, Asunción y Coronación de la Virgen María bajo el nombre del Misteri.

En nuestra ciudad, la historia de Santa María transcurre íntima e indisolublemente unida a la historia de la propia Alicante. La antigua mezquita aljama -o mayor- musulmana existente en el solar de la Villavieja que hoy ocupa la Basílica, fue purificada por el Rey Alfonso X el Sabio en su segunda venida a Alicante en el año 1248 dedicándola a Santa María de la Asunción, complaciendo así los deseos de Doña Violante, su esposa, hija del rey Jaime I de Aragón, y convirtiéndose, de este modo, en el primer templo cristiano en estas tierras alicantinas.

Ya por aquél entonces, nuestra tierra era reconocida y apreciada por la benignidad de su clima. A ello vino el Rey Alfonso. En primer lugar, a cumplir el encargo de su padre el rey Fernando III el Santo de hacer prestar a los moros juramento de fidelidad tras las capitulaciones de Alcaraz de 1241. Y en segundo lugar, a que su esposa permaneciera en reposo, siguiendo los consejos de sus médicos, tomando los aires marítimos de esta tierra de clima extraordinario, y ver de solventar así los problemas que tenía para darle descendencia al monarca. Y fue aquí donde quedó finalmente encinta tras la prolongada estancia en el bastión que las huestes cristianas habían situado en los terrenos que ocupa actualmente el alicantino barrio del Pla y que, desde entonces, y en honor de Doña Violante, Infanta de Aragón, se apellidaría "del Bon Repós", en recuerdo de su fructífera visita.

Con posterioridad, a principios del siglo XIV, fue derruida la antigua mezquita aljama y sobre sus cimientos árabes se construyó una Iglesia gótica cristiana de nueva planta que, posteriormente, sería mejorada a mediados del siglo XV y ampliada en el siglo XVIII bajo la tutela del Concejo de la ciudad, convirtiéndose, de este modo, en la Iglesia oficial del Ayuntamiento de entonces. Dan fe de ello los escudos de la ciudad que el Concejo mandó grabar en piedra sobre la fachada principal, sobre la puerta de la Capilla de la Comunión y sobre la bóveda almohadada de la Sacristía; y forjado a fuego y a golpe de martillo y yunque en la maravillosa reja de José Mallol, sobre la custodia del Corpus que se abre a la misma Capilla. Todo ello para dar cuenta a perpetuidad de la íntima vinculación de Santa María con el Concejo de Alicante.

Desde que el 14 de agosto de 1995 fuese designado D. Antonio Vivo Andújar nuevo párroco de Santa María, tras observar la extrema penuria en la que se encontraba nuestra iglesia más antigua y valiosa, se puso manos a la obra de forma inmediata para rescatar a la más importante joya de nuestro patrimonio histórico-artístico de la dejadez, el abandono y la ruina en las que se había sumido en su último siglo de vida.

Podría decirse que este proyecto liderado e impulsado con infatigable vehemencia por D. Antonio Vivo sería inmediatamente secundado por toda la ciudad, apoyado por la provincia entera y aplaudido por toda la Comunidad Valenciana, encabezado desde el primer momento por el mismísimo Gobierno de la Generalitat.

Así, será el 19 de diciembre de 2003, con sus bodas de oro sacerdotales ya cumplidas, cuando se inaugure la tercera fase de restauración de la Iglesia de Santa María, y el 25 de marzo de 2007 cuando se proclame como Basílica de Alicante por el Obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, D. Rafael Palmero Ramos, que quiso agradecer a las autoridades los esfuerzos realizados para reconstruir la Basílica de Santa María y dejó bien claro su deseo de que las obras acaben y no queden en el olvido: "Ya se han llevado a cabo las tres primeras fases de la restauración, aunque una obra no es perfecta hasta que no esté acabada", a lo que respondió el entonces alcalde de Alicante durante el discurso para culminar la ceremonia que "ya se ha hecho lo más difícil y queda lo más fácil. Sin duda, seguirá siendo restaurada".

Esta dedicación de D. Antonio Vivo no pasará desapercibida y el 7 de mayo de 2007 recibirá el nombramiento de Prelado de Honor de Su Santidad Benedicto XVI y en Junio del mismo año, el nombramiento de Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén en reconocimiento no solo a ese más de medio siglo de dedicación sacerdotal, sino también a todo ese inmenso trabajo que le ha devuelto a Santa María ese brillo y esa luz propios con los que siempre ha resplandecido para mayor gloria de Alicante y de cuantos nos llamamos y nos sentimos sus hijos.

Hoy, gracias a su constancia y a su esfuerzo, Santa María se encuentra muy próxima a su cuarta fase de restauración, ya que el próximo mes de septiembre el arquitecto Màrius Bevià García presentará al Patronato Municipal de la Vivienda, y por ello al propio Ayuntamiento, el proyecto definitivo de restauración, tal y como ya publicó este diario el pasado jueves.

Santa María es la Iglesia por excelencia de la ciudad de Alicante, cuyo Concejo municipal permanentemente la ha defendido y sustentado. Así lo ha sido como ya hemos visto desde su fundación en el siglo XIII. Da fe de ello la ampliación que ordenó y financió el Concejo en el siglo XVIII y así sigue siendo hoy en día, como se comprueba al ver cómo el Ayuntamiento salvó del expolio los bajos de la Iglesia que ahora acogerán el gran museo arqueológico que albergará los importantísimos hallazgos aparecidos en las distintas fases de restauración de la Iglesia y que nos hablan del progreso comercial, social y cultural de nuestra ciudad y de su puerto. No menos importante será el museo de arte sacro que albergarán la Sala Capitular, el antecoro y el antecabildo, en la que se expondrán la importante colección de cantorales de los siglos XVII y XVIII, y la vasta colección de pintura y escultura, así como numerosas piezas de orfebrería compuesta por custodias, ostensorios, cálices, coronas y otras piezas que actualmente no se encuentran expuestas al público, al igual que los ternos, dalmáticas y casullas que enriquecen su patrimonio.

Nuestra alcaldesa, Dª Sonia Castedo Ramos, gran amiga, defensora y amante de nuestra Basílica, y conocedora de la importancia que esta IV Fase de Restauración de Santa María va a tener para nuestra ciudad y para el mejor entendimiento de la historia de Alicante, ha aceptado, gustosa, formar parte de la Comisión de Seguimiento de estas obras tras la reunión mantenida en su despacho fechas atrás, en la que se puso de manifiesto la importancia que este nuevo espacio histórico y cultural resultante va a tener no solo para los historiadores y los estudiosos, sino para el disfrute de todos los alicantinos y de cuantos nos visiten durante todo el año, puesto que va a convertirse sin duda alguna en un nuevo reclamo cultural para el turismo de nuestra ciudad.

Cada vez que algo en Santa María se mueve, ilusiona y revoluciona los cimientos de toda la ciudad. Por ello, desde la Comisión Cultural de Patrimonio Histórico de Santa María y desde el propio Rectorado de la Basílica, consideramos la posibilidad de que, en virtud de los méritos históricos que concurren en este templo, nuestro querido Obispo Monseñor Rafael Palmero se ilusionara para que pudiéramos recuperar el título de Colegiata para la actual Basílica de Alicante, al hilo de los acontecimientos históricos acaecidos en los siglos XV y XVI, no solo para mayor gloria de Alicante, sino también por los beneficios espirituales que aportaría a la Iglesia y a la propia ciudad. Y es en este proceso documental en el que ya está investigando su Rector, D. Antonio Vivo Andújar, en colaboración con la Universidad de Alicante y la Comisión Cultural de Patrimonio Histórico de Santa María.

Santa María va a descubrirnos y a ofrecernos próximamente los secretos escondidos en sus entrañas a lo largo de sus casi ocho siglos de historia; secretos que son las auténticas raíces de la historia de Alicante. Y todo ello para gran satisfacción de la comunidad cultural de nuestra ciudad, ya que generaciones de pintores, músicos, grabadores, escultores, imagineros, ceramistas, escritores y poetas han bebido a su sombra en todos estos siglos de las fuentes de la inspiración de la cultura mediterránea.

Santa María se dispone a devolverle a Alicante toda la historia atesorada entre sus sillares y tapiales en forma de un gran espacio sacro-histórico-cultural irrepetible y sin parangón en nuestra ciudad. Y todo ello Santa María nos lo ofrece desde el sencillo agradecimiento y con todo su amor al pueblo alicantino y a sus barrios por esa peregrinación constante durante estos casi 800 años de vida a la Iglesia-Basílica que sembró las raíces de la Congregación Mariana entre los gruesos muros de la Capilla de la Inmaculada, de tan fecunda cosecha, y de la fe y la educación religiosa de este pueblo levantino.