Negra sí es, pero sin buena acústica, de momento. En la Caja Negra de Las Cigarreras el teatro no se oye. Así es que cuando nos aprestábamos a celebrar que ya teníamos nuestro Centro Párraga, nuestra pequeña Laboral, nuestras particulares Naves del Matadero, resulta que el recinto escénico no sirve porque allí no hay forma de escuchar a los actores.

Para los políticos no creo que esto sea un problema. Las Cigarreras en general y la Caja Negra en particular constituyen ese tipo de recintos en donde celebrar, por décadas o por lustros, su propia existencia. Parece que lo estoy viendo. Una pancarta colgando y una pegada de carteles anunciando el aniversario. Cinco años contigo. Diez años con la cultura contemporánea. Aunque con la coartada de la crisis, no esperemos milagros. Llenar de contenidos y actividades un espacio como el que nos ocupa cuesta demasiado a unas arcas públicas.

Lo del sonido se calificará de problemilla a resolver, de mal menor. Aunque los que sufrimos las representaciones de la Muestra de Teatro sabemos que la cosa tiene difícil arreglo. Imagino que llenarán el espacio a base de música rock. De conciertos aniversario y similares. Ya deberíamos estar en ellos. Las Cigarreras, todavía con obras pendientes para funcionar a pleno rendimiento, tenían que haber arrancado hace un lustro o una década. Como el Auditorio todavía non nato.

Seguro que Gerdrud, la responsable de las instalaciones, a la que todavía no tengo el gusto de conocer, es encantadora. Tanto como Miguel Valor, a quien sí tengo el gusto de tratar desde hace veinte años. Pero teniendo un teatro con una acústica tan impecable como el Arniches, sería aberrante que por dudosos motivos electoralistas sufriésemos más representaciones de teatro textual en ese lugar. Por favor.