Numerosos eventos avalados por políticos justifican su existencia en la medida en que sean mediáticos. Porque de no serlo lo suficiente, mueren. Así, hay técnicos que se encargan de traducir con equivalencia a euros la cuota mediática de cada uno de estos eventos. Estos técnicos emiten informes inapelables que nadie cuestiona. Este acto, dicen, ha tenido una repercusión mediática valorada en tantos millones de euros, que son los que habría costado la campaña publicitaria homónima. Son euros que no existen, cifras cargadas de inflación, que se convierten en coartada para que la rueda siga girando, para que determinados eventos continúen existiendo mientras los políticos de turno sonríen complacidos. Esta semana conoceremos el nombre del nuevo presidente de la Academia de Cine. Los dos son de primera línea. De Enrique González Macho recuerdo con especial cariño su discurso con motivo de la obtención del Premio Nacional de Cinematografía en San Sebastián. Lúcido y comprometido como pocos. De Bigas Luna, las ruedas de prensa más divertidas. De "Huevos de oro" a "Volarerunt". Si tradujésemos a euros los impactos mediáticos que generarán, solamente de aquí a fin de año, nos sorprenderíamos. Sea elegido Enrique o Bigas, lo único cierto es que a partir de ahora el nombre de uno de los dos va a aparecer constantemente en los medios. Sus opiniones se convertirán en titulares, y aunque deseen hablar representando a la institución, y no a título personal, lo quieran o no, a partir del domingo poseerán un potencial mediático que para sí quisieran el evento mejor dotado, el Ayuntamiento más generoso, el cargo público con más ganas de ver su nombre estampado en los medios, o los técnicos en márketing con la estrategia más sofisticada. Una perita en dulce, vaya.