Cuando el pasado sábado leí en INFORMACION la noticia y vi la fotografía de la boda de Paco Huesca sentí una extraña sensación, una mezcla de alegría y nostalgia. Y puesto que el evento se hizo público, me tomo la libertad de comentarlo también públicamente. Al lector no informado le ofrezco algunos datos que ayudarán a colocar en su justo contexto a quien sin duda ha sido una persona fundamental en la cultura local a través del cine.

A finales de los setenta Paco Huesca, un licenciado en Derecho perteneciente a una conocida familia alicantina, compromete el patrimonio familiar (con la complicidad de su madre y su tía) y aborda la construcción de unos pequeños cines en el Casco Antiguo, aprovechando unas viviendas de su propiedad.

Y en 1979 nacían los más tarde conocidísimos Minicines Astoria, verdaderos santuarios del Cine (con mayúsculas), donde por primera vez en Alicante se abordó la exhibición cinematográfica desde un punto de vista inédito hasta el momento: películas de gran calidad (por lo general) y muchas de ellas en versión original subtitulada.

El acontecimiento fue recibido con entusiasmo por las fuerzas culturales y artísticas de la ciudad, y refrendado de inmediato por un público anónimo que, a pesar de lo dificultoso del emplazamiento de las salas, llenaba continuamente el pequeño aforo de unas doscientas butacas en cada sala.

Hoy es difícil encontrar un cine donde se contabilice a diario esa asistencia; y es que los tiempos han cambiado mucho. Los Astoria llenaron Alicante de buen cine hasta que 20 años más tarde iniciaron un declive del que no se recuperarían. El triste final fue el obligado traspaso a otra empresa que intentó la supervivencia sin conseguirlo, y hoy están definitivamente (parece) cerrados.

Desde la perspectiva de un repaso general a treinta años de vida local, creo que Paco debiera abandonar la sensación de fracaso que parece desprenderse de sus últimas entrevistas; todo lo contrario, debiera verlo como un triunfo personal que conlleva, además, el haber llevado su vida por donde ha querido y disfrutar de su trabajo, privilegio accesible solo a unos pocos.

En el terreno personal, la decisión de poner fin a su soledad uniéndose a una persona a quien nunca dejó de cultivar a pesar de la distancia, y que fue su amiga desde el inicio de sus estudios universitarios en Bilbao, me parece un acto de coherencia.

Abandonar los hábitos de solterón sesentón para compartir vida con alguien es un gran acto de generosidad con el otro, por mucho que yo lo considere una heroicidad; es curioso, pero la vida cuando más vacía más pesa. Esta unión a una edad inusual reconforta, porque aun desconociendo la letra pequeña del contrato, viene a demostrar que "la amistad es un subconjunto del amor", como dijo no sé quién.

Y está demostrado que el amor desaparece mucho antes que la amistad; aunque sean sentimientos distintos por lo general triunfa el segundo porque la amistad es una relación equilibrada entre las personas, un verdadero pasaporte al futuro. Paco fracasó al intentar otro matrimonio, el del arte y la política, al donar su archivo cinematográfico al Ayuntamiento y comprobar que pasan los años sin que su particular historia del cine se exhiba de forma permanente.

Quizás ahora, con la energía que transmite una mano cercana, encuentre la fuerza para seguir insistiendo. Porque el corazón es el único órgano que, aun averiado, sigue funcionando. Y Paco tiene el corazón muy grande. Le deseo el éxito total en el tercer acto de su vida.

La Perla. "No es verdad que el futuro está escrito; así que escríbete uno bueno" (Woody Allen).