En tres ocasiones, en los últimos tiempos, ha sonado, como un potente clarinazo de alerta, la reivindicación de una vieja aspiración que, de una u otra forma y con mayores o menores perspectivas, ha constituido una de las metas a conseguir para complementar, de forma eficaz y cubriendo una necesidad indiscutible, la infraestructura ciudadana y turística de un Benidorm que aspira a seguir mejorando su imagen en el mercado internacional en unos momentos de dura competencia en los mercados internacionales.

Se trata de la necesidad de dotar a la ciudad de un Centro de Alto Rendimiento Deportivo que, cumpliendo los más exigentes estándares establecidos a nivel internacional, se constituya en un atractivo más que unir a los ya existentes para complementar una oferta que debe mantener su lugar preponderante por encima de cualquier otra consideración.

Las tres ocasiones en que se ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de esta instalación han sido, en primer lugar en el pliego de peticiones de mejora que le fue presentado al candidato a la Alcaldía por el grupo ciudadano "Pasión por Benidorm" y, posteriormente, en los últimos días, por sendas intervenciones del presidente de Hosbec, Antonio Mayor, ante Enrique Verdeguer, nuevo titular de Economía, Industria y Comercio del Consell y, posteriormente, ante la nueva consellera de Turismo de la Generalitat, Lola Johnson.

No es la primera vez que se detecta la conveniencia de la creación de un centro de alto rendimiento deportivo en Benidorm, que, por sus excelentes condiciones climáticas, su relieve y su costa ofrece un entorno especialmente favorable para la práctica de cualquier modalidad deportiva como ha venido siendo acreditado por los numerosos equipos de diversas disciplinas deportivas que han elegido la ciudad para sus estancias de entrenamiento y preparación cuando en sus lugares de origen contaban con temperaturas que hacían imposible la práctica deportiva al aire libre, como fue el caso de los equipos de fútbol que, en los tiempos en que residían en Benidorm el entrenador internacional Emil Ostreicher y otros destacados técnicos balompedistas, disfrutaban de temporadas de puesta a punto utilizando las exiguas, en aquel tiempo, instalaciones de Benidorm y Alfaz del Pi.

Buena cosa sería que las autoridades autonómicas tomaran nota de esta necesidad que se manifiesta a través de cualquier consulta que se realice a las instituciones deportivas del centro y el norte de Europa y que se pusiera en marcha el complejo aparato de diseñar, proyectar, construir y poner en marcha un centro a la altura de los tiempos actuales. No un pabelloncito y cuatro pistas, que eso ya lo tenemos superado, sino un verdadero complejo de pistas, gimnasios, salas de musculación, de gimnasia, de deportes de fuerza o de artes marciales, junto a salas especializadas para la preparación para la alta competición en atletismo u otros deportes y que además contara con las indispensables instalaciones de medicina deportiva, de fisioterapia y psicoterapia y de controles de todo tipo. Todo ello complementado con instalaciones y pistas exteriores para deportes de lanzamientos, velocidad y otros tantos.

Y, por si fuera poco, dotado de una residencia para deportistas y monitores, así como una instalación hotelera para familiares, federativos y otras personas vinculadas a la preparación deportiva de élite.

No pocas serían las ventajas que derivarían de una instalación de estas características ya que a los ingresos propios de su utilización por equipos nacionales o extranjeros de diversas disciplinas, se sumaría la afluencia de aficionados a los deportes que visitarían la ciudad donde entrenan o se preparan sus ídolos para seguir de cerca su puesta a punto con vistas a competiciones internacionales de relevancia. La estancia de Benidorm de ases del deporte sería una magnífica promoción turística para la ciudad y toda su zona de influencia ya que facilitaría, al propio tiempo, el uso especializado de algunas de las instalaciones deportivas de la comarca.

En poco tiempo se ha hablado varias veces del tema. A lo largo de la historia turística de Benidorm se ha suscitado, no pocas veces, la urgencia de cubrir este vacío existente en nuestra escena urbana. ¿Veremos alguna vez cubierta esta necesidad cada vez más acuciante?.

Invoquemos la esperanza.