El primer encuentro entre el nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat catalana, Artur Mas, ha puesto de manifiesto que la agenda catalana no será un obstáculo para el PP (en contraste con el ruido generado por el Tripartit, a cuenta del Estatut). Pero tiene fecha de caducidad: principios de 2013.

Y es que no están los tiempos para las reivindicaciones que plantea Artur Mas (como el denominado "pacto fiscal", un nuevo sistema de financiación encaminado a limitar la solidaridad catalana con el resto de España, con el objetivo de lograr resultados similares a los conciertos vasco y navarro). La difícil situación financiera de la Generalitat ha forzado a Mas a adoptar un tono pragmático ante Rajoy: apoyo a las reformas que emprenda el PPÉ con la "esperanza" de que el Gobierno alivie las finanzas públicas catalanas, a través de pagos comprometidos en años anteriores.

El problema para Mas es doble. Por un lado, la propia situación de España (obligada por Europa a cumplir un objetivo de déficit inasumible) no ofrece garantía alguna de que el Gobierno central pague lo debido. Aún menos, de escuchar propuestas dirigidas a que Cataluña aporte menos a la caja común.

Por otro, si el electorado catalán comprueba, tras dos años de gobierno (y con duras políticas de austeridad como tarjeta de presentación), que no hay más ingresos procedentes de Madrid y la economía no mejora, los moderados dirigentes de CiU pueden verse forzados a "buscar otras vías" más allá del marco constitucional, para conseguir "la soberanía financiera". La pregunta es si esas vías se asemejan al difunto "plan Ibarretxe" o a una propuesta "a la escocesa"É como el reto independentista que ha planteado Alex Salmond al primer ministro británico, David Cameron.

Cómo lo ven. Los Angeles Times afirma que, contra el sentir de los aspirantes Republicanos a la presidencia, la influencia estadounidense en el mundo decrece. Primero, porque el resto (China, India, Brasil) lo está haciendo mejor (por ejemplo, el peso del PIB norteamericano en el total global ha pasado del 23.5% al 19.1% en 10 años). Pero, además, el sueño americano se deshace para bastantes ciudadanos, por: un incremento de las desigualdades, la bajada de la esperanza de vida o el aumento de la población reclusa, por ejemplo.

The New York Times destacaba el creciente empeoramiento de la prima de riesgo portuguesa, en relación con el bund alemán (al elevarse el bono luso a 10 años a una rentabilidad superior al 15%). Según los expertos consultados, esta situación refleja el creciente sentimiento de mercado de que nuestros vecinos se convertirán en "la próxima Grecia" (al necesitar, como los helenos, una quita para poder hacer frente al pago de su deuda).

Cómo nos ven. En una entrevista concedida al Frankfurter Allgemeine Zeitung, el presidente catalán, Artur Mas, afirma que cada vez más gente es favorable a la existencia de un Estado propio para Cataluña. Pero eso, según su punto de vista, no tiene por qué traducirse en independencia (ya que nadie es totalmente independiente en Europa, como demuestra Grecia). Concluye que su objetivo podría ser la consecución de un Estado propio, confederado con España.

El columnista Wolfgang Munchau, de Financial Times, advertía de la posibilidad de que la economía española pudiera seguir los pasos de insolvencia a que parece abocada Grecia. Aunque España tiene un endeudamiento público más bajo que el heleno, la deuda privada es mucho mayor (especialmente, en las entidades financieras afectadas por el colapso inmobiliario), por lo que una política de austeridad extrema podría conducir a situaciones explosivas para nuestra economía.

Qué se cuece. The Guardian informaba del lanzamiento de Hispan TV, un canal de televisión por vía satélite en español, patrocinado por el gobierno iraní de Mahmud Ahmadineyad. El canal (cuyo inicio de emisiones coincide con el endurecimiento de las sanciones occidentales a Teherán) pretende contrarrestar "el dominio" mediático anglosajón a través de documentales, noticias y películas iraníes, con el objetivo de llegar al público de regímenes afines a los persas (como Cuba, Venezuela o Nicaragua).

El citado The New York Times reseñaba que, pese a pronósticos agoreros, 2011 finalizó como un año en el que se realizaron importantes compras de periódicos por parte de grupos de medios estadounidenses (aunque se vislumbre un futuro digital). En concreto, se vendieron 71 diarios por valor de 800 millones dólares, con adquirientes tan destacables como el millonario Warren Buffett o el grupo de comunicación Halifax Media.