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El relax puede ser fétido

CHARADA

La convención política del PSOE se clausuró ayer con una escueta conclusión: tenemos que volver a vernos. Al margen del asombroso, por eufórico, anuncio de que «el PSOE ha vuelto» (¿se había ido?), no se habló de liderazgo ni de Cataluña, que son precisamente los dos arcos de bóveda que están agrietándose sin que se perciba el dinamismo exigible a un partido que recorta muchas menos distancias al PP que las que le recortan a él sus perseguidores. Ambos asuntos se despacharon a la búlgara, el primero declarándolo tabú y el segundo ovacionando al líder del PSC, que en estos momentos no sabe si un referéndum puede ser considerado animal de compañía. Vagando por tales simas, se comprende que los titulares destaquen algunos abucheos a la Corona y una ovación casi histérica cuando Alfredo prometió un nuevo concordato con la Santa Sede, tema que desvela a millones de españoles. No puede ser casual que Carme Chacón saliera corriendo en cuanto sonó la sirena.

EL CAGANER

Algunas causas son mejores que los hombres que las sirven como ha acreditado el portavoz del CUP, una secta catalanista de extrema izquierda, quien hoy ha blandido una sandalia ante Rodrigo Rato apelando a las costumbres iraníes y se ha despedido del compareciente con un esperanzador «nos veremos en el infierno», un deseo paradójico procediendo de un ateo que, por lo escuchado, preferiría vivir en el infierno antes que en el cielo. Combinar sandalias con pantalones largos es rupestre incluso para un mamporrero con los modales de Kruschev y la inspiración intelectual de Jomeini que además cree que Cervantes fue catalán y Colón zarpó en su primer viaje de Pals (Gerona) y no de Palos (Huelva). Su puesta en escena ha sido tan barriobajera que le hubiese comprado a Rato un par de preferentes y a pesar de que su trayectoria representa canónicamente la esencia del genuino «milagro económico español»: nunca hubo tantos pobres y tan pobres, ni tan pocos ricos y tan ricos.

ALGO HUELE A PODRIDO

La palabra es «rubbish» y, se ponga como se ponga el comisario europeo que la utilizó para comentar unas declaraciones de Wert, significa «basura» y no «sinsentido». Era una metáfora, claro está, ya que las palabras no son desechos malolientes. Si el comisario quiere apreciar verdaderamente el rango de la basura española no necesita leer el Diario de Sesiones, sino tomar un café en cualquier terraza madrileña que aún no haya sido sepultada por un alud de «rubbish». La alcaldesa del «relaxing cup of café con leche» se ha topado con que el relax puede llegar a ser fétido y quizás este ambiente malsano explique su supersónico tránsito del «a mí que me cuentan» de hace unos días a el anuncio de redadas de sindicalistas gamberros y empresarios codiciosos. Una pregunta boba: ¿Quién privatizó el servicio? Otra pregunta boba: ¿Qué debe ocurrir para que se declare una emergencia sanitaria? ¿Las siete plagas de Egipto?

NEPTUNO S.A.

Se veía algo mohíno al magistrado durante la lectura de la sentencia del «Prestige», como si hubiese preferido ahorrarse el viacrucis de docenas de folios finiquitando el trámite con un elocuente «lentejas, las tomas o las dejas». Sin embargo, su exposición ha ratificado que el «Prestige» era un paquebote ruinoso cuyo naufragio obligó a elegir entre hundirlo en altamar, remolcarlo al puerto de La Coruña o desviarlo al Cantábrico. Francisco Vázquez, alcalde a la sazón de La Coruña, prometió que antes volaría el puerto y Chirac insinuó que la Legión Francesa cruzaría los Pirineos si el barco se aproximaba al Golfo de Vizcaya. Entonces, el Gobierno optó sagazmente por distribuir el dolor para mitigar sus efectos y toda la costa acogió el chapapote. En cuanto a los obvios culpables, que siempre fueron la propietaria del buque y quien autorizó que navegara, Manhattan queda muy lejos de Muxía.

MORIR MATANDO

Cada vez que aparece en la pantalla el comisario de economía de la UE compruebo instintivamente si llevo encima la cartera. Hoy ha comparecido para ajustarnos la bota malaya un ápice más, en concreto 35.000 millones de ápices durante los dos próximos años y he lamentado que el secretario general de Esquerra haya vuelto de Bruselas, donde el miércoles comunicó a los eurodiputados que una legítima medida de presión para alcanzar el orgasmo independentista sería la convoctoria de una huelga general en Cataluña que dañaría irreversiblemente la economía española con secuelas en la prima de riesgo, objetivo de déficit y otros imponderables dolorosos. Cuando le escuché imaginé al atracador que amenaza a la víctima con dispararse en el pie si no levanta las manos. Este improbable Bolívar con barretina no ha percibido que una huelga general en Cataluña probablemente perjudicaría sobre todo a Cataluña, misterios de la naturaleza.

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