Transcurridos más de tres años de la llegada del Partido popular al Ayuntamiento y ante la proximidad de las elecciones municipales, ha llegado el momento de evaluar el efecto devastador que el «huracán» Alonso ha causado en la ciudad de Elche. Sus consecuencias se han hecho notar a todos los niveles: participación ciudadana, transparencia, estado de la ciudad, democracia, crispación, políticas sociales y atención a los ciudadanos,? La nueva configuración de la realidad social y política de las sociedades contemporáneas da pie a la posibilidad de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones políticas. Es necesario lograr la implicación de los ciudadanos en los conflictos, en el análisis de las necesidades y en la convivencia común y, por tanto, en las alternativas y decisiones finalmente adoptadas. La eliminación de los presupuestos participativos, sus decisiones sobre el Mercado Central al no querer oír el clamor de muchos colectivos sociales y la opinión de muchos arquitectos y arqueólogos son sólo dos ejemplos que nos demuestran el camino equivocado de la alcaldesa Alonso. Las nuevas prácticas de participación que reclama la ciudadanía no buscan ni implican una deslegitimación de la democracia representativa, sino que contribuyen a una nueva concepción de la democracia en la que los representantes ganan en legitimidad en la medida en que intensifican su interacción con los ciudadanos. La transparencia en la actividad política es uno de los objetivos en la lucha contra la corrupción. Ante los numerosos casos que aparecen casi todos los días la sociedad demanda mecanismos de control para la exigencia efectiva de responsabilidad política. Se necesita información objetiva sobre la actividad política y administrativa.

La alcaldesa Alonso ha impedido la presencia de la oposición en la mesa de contratación. ¿De qué tiene miedo? ¿Qué quiere ocultar? Sobre el deteriorado estado de la ciudad no es necesario hacer demasiados comentarios ya que salta a la vista de todo el mundo. Una ciudad limpia no se consigue con baldeos esporádicos sino a través de la acción diaria. Después de haber conseguido los premios de «La escoba de plata y platino» en varias ocasiones por la labor de los gobiernos socialistas y con la llegada de la alcaldesa Alonso nunca más se supo de ellos. El Ayuntamiento de Elche también ha recibido diversos premios a la política de accesibilidad desarrollada durante años. Un reciente vídeo de Visitelche hace hincapié en las características accesibles de la ciudad. Sería interesante comparar las actuaciones realizadas por los socialistas y las realizadas por la alcaldesa Alonso. Otra característica a resaltar es la cesión de terreno público a manos privadas sin apenas ninguna compensación: el edificio de los antiguos juzgados al CEU, 53.000 metros cuadrados a la escuela de golf, el huerto de Travalón a una empresa de multiaventuras, 33.000 metros cuadrados al centro deportivo privado, un centro educativo concertado donde estaba previsto un instituto público?. El déficit democrático ha alcanzado un nivel inimaginable. El Pleno es el máximo órgano de representación política de los ciudadanos. El equipo de Gobierno de la alcaldesa ha llegado a ningunear la importancia de los Plenos municipales. Cualquier ciudadano que haya asistido a alguna sesión plenaria es conocedor del nivel de crispación que puede llegar a crear la alcaldesa Alonso. La exigencia por parte de la oposición de los mecanismos de control previstas por la ley de asistencia a Plenos y comisiones es despachada con el sonsonete de «lo que quieren es cobrar». Seguro que recuerdan su promesa electoral de donar su sueldo a Cáritas. La alcaldesa Alonso no lo recuerda y en Cáritas la siguen esperando.

La alcaldesa usa y abusa de la figura del «dar cuenta» en los puntos del orden del día de los Plenos para impedir la participación de la oposición. Prohibió la grabación de los plenos a pesar de tratarse de un acto público a televisiones de ámbito nacional. En el último Pleno llegó a levantar la sesión sin el punto del orden del día de ruegos y preguntas para silenciar una vez más a la oposición.La acción conjunta de la alcaldesa Alonso y la Generalitat presidida por Fabra ha llevado a las políticas sociales y de atención a los ciudadanos a unos niveles inadmisibles. En palabras de Cáritas: «La política social no es una prioridad para la Generalitat». Tampoco lo es para la alcaldesa Alonso. Sólo hay que ver la respuesta obtenida por los distintos colectivos y plataformas (dependencia, antidesahucios...) y por ciudadanos particulares que reclamaban su ayuda a las puertas del Ayuntamiento. Las familias en situación de pobreza, exclusión o vulnerabilidad social, no dejan de aumentar a fuerte ritmo mientras tanto, los recursos de la Administración estatal, autonómica y municipal (todas en manos del Partido Popular) en lugar de crecer y reforzarse, se reducen y se debilita el sistema de servicios sociales. Este es el panorama sombrío y desolador del paso del «huracán» Alonso por la Alcaldía de Elche. Seguro que muchos ciudadanos podrían añadir otras muchas consecuencias no mencionadas anteriormente.

Pero después de la tempestad viene la calma. Los ilicitanos van a tener en sus manos próximamente la herramienta necesaria para reparar tanto estropicio: su voto.

«Mañana será otro día» (Scarlett O´Hara en Lo que el viento se llevó, 1939).