Ahora que estamos solos y en confianza, entre usted y yo, lo confieso. No puedo evitarlo. Cada vez que el Círculo de Empresarios, con su portavoz justiciera a la cabeza, la señora Oriol, suelta una de sus prendas, no puedo parar de reírme. En serio, no puedo.

No han dejado títere con cabeza: desde lujuriosas mujeres embarazadas que no tienen otra cosa mejor que hacer que quedarse preñadas antes de los cuarenta y cinco, a infames funcionarios chupa sangres que no han dado un palo al agua en su vida, pasando por pensionistas que bien podrían ya morirse y dejar de vivir del cuento.

Con tanto vividor y vividora en nuestro país, no vamos a dejar que trabajen los únicos que aquí dan la talla, es decir, los hombres, blancos y españoles, comprendidos entre los 13 (sí, 13... ¡qué pasa!) y los 45 años (por supuesto, no funcionarios) y que son los únicos con capacidad para trabajar catorce horas seguidas por trescientos euros. Si es que... ¡no levantamos cabeza!

Esta reducción al absurdo por mi parte es intencionada para que ustedes (absténganse mujeres de menos de 45 años y funcionarios) puedan valorar la pérdida de la noción de la realidad y la abducción de los componentes del Círculo de Empresarios, señora Oriol incluida, tan esperpéntica que lo mejor que podemos hacer es descojonarnos de risa (así, como se lo digo: «descojonarnos»). Por supuesto, las mujeres embarazadas no. Porque si nos ponemos a valorar la catadura moral de este pseudo-lobby decimonónico no vamos a tener ni para empezar.

Lo más cachondo de esta situación es que la señora Oriol solo es la punta del iceberg. La persona que mejor daba el perfil para ponerla en el sitio donde está: soberbia, rancia, putrefacta, vamos. Tras ella están ese cúmulo de pseudo-empresarios que la sostienen, con tendencias reaccionarias y todavía convencidos de que la mejor manera de motivar a los trabajadores es crearles situaciones de necesidad y de semi-esclavitud y que adoctrinan sobre la productividad en las empresas con su mágico eufemismo de la flexibilidad laboral, es decir, con poner a la gente de patitas en la calle (si son mujeres menores de 45 años mejor, no vaya a ser que se queden preñadas).

Sinceramente le diría al Círculo de Empresarios que la mejor manera de salir de esta crisis no es legislar a su conveniencia. Sus intereses no coinciden con los del interés general, aunque no creo que puedan llegar a entender ese concepto. Los intereses generales hace ya tiempo que se alejaron de los del lobby Círculo de Empresarios.

Cuando ya sabemos que la austeridad, la flexibilidad laboral, el despido masivo sinrazón, la criminalización de las víctimas o menos protegidos, el enfrentamiento entre trabajadores fijos y no fijos (todos ya precarios), entre padres con trabajo (insisto: precario) e hijos sin futuro, nos ha conducido a una brecha social basada en la desigualdad, estos señores y señoras (mayores de 45 años, por supuesto) siguen diciendo disparates en los medios de comunicación. Este lobby tiene muy claro que es mejor que se hable mal de ellos a que no se hable. Pero claro, si se lo dijera se acabaría la gracia y me tendría que poner serio.

En fin, suma y sigue. Estoy deseando leer la próxima chorrada de esta señora y su lobby, a ver si me río un rato... que falta me hace.