Leo con inquietud un artículo donde un colega de prestigio, cuyo conocido nombre prefiero omitir, relata que en breve plazo y a partir de los estudios e investigaciones que se están llevando a cabo mediante pruebas realizadas en el gusano de impronunciable nombre y sorprendente apellido, Caenorhabditis elegans, que en realidad viene a ser un organismo de aspecto transparente que mide aproximadamente un milímetro de longitud y que es comúnmente utilizado en estudios biomédicos resultará posible predecir la duración de la vida en los humanos.

Y se me antoja que pronosticar cuánto va a vivir una persona es una posibilidad nada conveniente, y es que así como los ordenadores se programan con datos ejecutables, el cerebro humano también se alimenta con la información que recibe, y queda preparado para su cumplimiento.

Y pienso que una robótica vida programada en la que te dijeran cuántos años vas a vivir, y ya puestos, cuáles serán tus enfermedades, estudios, aficiones, amores, hijos, logros y fracasos, no me parece una genial propuesta.

Y recuerdo la intrigante película del genial Steven Spielberg titulada Minority Report que en clave de ciencia ficción planteaba en un cercano futuro una sociedad distópica en la que la policía arrestaba a los asesinos antes de que cometieran un crimen.

Pero después, al seguir leyendo el artículo de mi colega, observo que los estudios realizados mediante pruebas en el diminuto gusano, Caenorhabditis elegans, resultan de gran utilidad en los tratamientos del cáncer y en la investigación de los factores que podrían afectar a la longevidad de las personas. Y ello me reconforta al saber que la ciencia y sus avances y descubrimientos han permitido el desarrollo, crecimiento y mejora de las sociedades y naciones, aunque resulta evidente que no debería permitirse que alguno de tales inventos pudieran resultar perjudiciales o atentar contra la vida o la dignidad humana .

Y me reafirmo en la necesidad de un adecuado manejo de las herramientas tecnológicas y me congratulo de los grandes avances de la medicina.

Y termino recordando que, en un plano más concreto, hay una corriente de pensamiento llamada determinismo según la cual en el mundo no existe el azar y todo sucede bajo normas determinadas y de causa-efecto. Sin embargo, a mi juicio, y con las personas al menos, ello no es posible porque tenemos voluntad, capacidad de decisión y libre albedrío.

Y porque existe el denominado principio de incertidumbre. Y es que está bien ser una persona metódica y organizada. Pero deja un margen a tus elecciones, a tus decisiones, a tu libertad. Que no te impongan tu vida. Que no te digan cuánto vas a vivir. Que vivas con libertad y salud muchos años. Ese es mi deseo para ti, para mí, para todos. ¡Que seas libre y muy feliz!