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Se ganó la gloria

Se fue y no pudo venir a Alicante. Sí ha recibido los honores de la Muestra de Teatro y del numeroso público que presenció la última obra escrita y dirigida por Ana Diosdado, pionera en estas facetas, durante la segunda mitad del XX en nuestro país, y cercana a los problemas de la sociedad. Anunciado por el director de la Muestra, Guillermo Heras, al finalizar vimos un vídeo sobre la autora. Antes, en el vestíbulo, se regaló una pequeña agenda que anuncia el próximo lanzamiento editado de una de sus obras, Usted también podrá disfrutar de ella, estrenada en 1973 y ya publicada en su momento. La interpretó María José Goyanes, la misma que viste y calza como Santa Teresa de Jesús en El cielo que me tienes prometido, título que proviene de uno de los versos de Soneto a Cristo crucificado, poema anónimo que algunos atribuyen a la mística abulense y que podemos escuchar en la representación. El texto y el montaje de Ana Diosdado han sido una de las aportaciones al V centenario del nacimiento de Teresa, y surgen del encuentro que tuvo con Ana de Mendoza, princesa de Éboli, en Pastrana (1573). Desencuentro más bien en torno al monasterio de la población con una María José Goyanes que humaniza al personaje, según las pautas de Diosdado. Actriz de raza, con solera e inconfundible voz que nos seduce. Una dama que pisa firme y envuelve al espectador con su carisma escénico y sus recursos interpretativos. La princesa vive una difícil situación, tras morir el príncipe, y anida en el convento como la que manda en su casa pero sin tomar los hábitos. Irene Arcos maneja el papel con dolor y carácter, y Elisa Mouliaá es la ingenua y sonriente sirvienta de la anterior y la novicia enamorada que quiere dejar de serlo. La cálida voz de San Juan la pone Gutiérrez Caba. Afloran la defensa de la vida interior, como forma de enriquecer y salvar el espíritu, y el «Vivo sin vivir en mí». Hay calidad literaria, un minimalista espacio, poca arquitectura teatral (que puede pesar en el público) y un emocionante recuerdo de Ana Diosdado, que sigue viva.

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