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Flores para otra Lolita

La plaza del Diamante

Teatro Principal de Alicante

De Mercè Rodoreda.

Adaptación y dirección: Joan Ollé.

Reparto: Lolita Flores.

La Colometa toma asiento en un banco y narra sus recuerdos. Es la voz narrativa en la novela de la catalana Mercè Rodoreda, y lo es en este monólogo costumbrista, interior, poético y descriptivo. Nos habla con un controlado afligimiento, y el espectador, para completar la jugada, debe visualizar en su imaginación las imágenes que el montaje no ofrece. Así, el sentido teatral queda limitado y sujeto sólo al trabajo de la actriz dirigida por Joan Ollé. Una Lolita Flores que alcanza el grado de doña Lolita y que sorprende al público con su labor en La plaza del Diamante, obra publicada en 1962, llevada al cine y numerosas veces al teatro, como la versión que hizo el propio Ollé con los monólogos entrecruzados de tres actrices recorriendo la juventud, la edad adulta y la madurez del célebre personaje. Escrita en Suiza durante el exilio de la escritora, es un destacado y duro testimonio que abarca desde la proclamación de la II República hasta el final de la Guerra Civil y la posguerra. El texto sitúa la atención en Colometa (Palomita), en los avatares vividos en una época difícil. Juventud, matrimonio, hijos, nuevo esposo? Hay ternura, melancolía y dolor. Breves y suaves notas musicales. Y una guirnalda con luces de colores. La resumida adaptación de Carles Guillén y Joan Ollé, bajo la dirección del segundo, se apoya en la sobriedad y en el estatismo escénico. El relato progresa y se sienten los impulsos de Ollé para que Lolita Flores se deje invadir por su papel y lo sostenga en condiciones adecuadas. Vemos cierta rutina, excepto algunos cambios en la actuación, y el desgarro aumenta en pequeñas dosis. Disminuye y vuelve el piñón fijo de la aflicción contenida. Surgen algunas voces que Lolita interpreta muy brevemente, y saca a relucir su capacidad acompañada por su experiencia. El gesto dolorido y la interpretación, en conjunto, despiertan emotividad y reflexión. Las circunstancias, en esta crónica social de la Barcelona de entonces, empujan a la dulce Natalia (Colometa) a vencer la soledad y a superarse aun habiendo tenido una juventud rota. ¡Qué aplauso obtuvo doña Lolita Flores con la afición del Principal en pie!

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