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Marc Llorente

Fulgurante espectáculo

El Ballet Nacional de España visita el coliseo alicantino con dos montajes en uno

Zagúan & Alento (BNE)

Teatro Principal de Alicante

Director: Antonio Najarro

Dos potentes espectáculos en uno y bien diferenciados nutren la propuesta del Ballet Nacional de España, vista en el coliseo alicantino. La estilización flamenca en Zaguán y la danza clásica española en Alento con los rasgos de la renovación de Antonio Najarro, quien dirige esta amplia compañía desde 2011. Perviven las raíces tradicionales aunque con ese espíritu que traspasa la frontera de lo convencional. Sobre todo en el fulgurante segundo tiempo. Najarro pone en acción su dilatada experiencia y la conduce por los senderos de las nuevas formas. Naturalmente, exige un polivalente equipo de bailarines. Se recuperan coreografías y se proyectan juegos coreográficos más actuales. De dónde se viene y hacía dónde se va son los objetivos a la hora de concebir este montaje. Alento es una idea original del director madrileño con su coreografía y la apasionante y variopinta música de Fernando Egozcue. La fusión del ballet clásico y de la danza clásica española reafirma los caminos del nuevo baile y marca tendencias de carácter contemporáneo. Brillan el elenco y la utilización del grupo, una de las normas del galardonado director, y el vestuario, entre la tradición y la apertura, se funde con el sello dancístico de la compañía. Zaguán muestra la intervención de los jóvenes coreógrafos, Marcos Flores, Mercedes Ruiz y La Lupi, imprimiendo creatividad en sus respectivos números. De la veterana Blanca del Rey es la famosa Soleá del mantón, que lleva a efecto la bailarina principal, Esther Jurado, con precisión y desenvoltura. Seguiriya, toná, cantiñas de Córdoba, guajira, milonga, tangos? Compuestas por Jesús Torres, las notas musicales cobran vida en el toque de guitarras, el ritmo de las percusiones y el cante, así como alientan el vigoroso lenguaje del gran conjunto. En general, el riesgo artístico y las dificultades técnicas se resuelven con relieve y elegancia. Los diseños de luces, muy trabajados, transmiten el valor de una atmósfera pasional o poética. El Ballet Nacional sigue abriendo rutas, y el público se inclina y lo reconoce.

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