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Apuntes afilados

Marc Llorente

Échame a mí la culpa de lo que pase

Pedro Sánchez dedica una canción a Pablo Iglesias: «Sabes mejor que nadie/ que me fallaste». Éste le interrumpe para seguir cantando el mismo tema: «Échame a mí la culpa/ de lo que pase,/ cúbrete tú la espalda/ con mi dolor». Y cantan a dúo: «Lleno estoy de razones/ pá despreciarte». El fracaso de las negociaciones políticas, realmente, tuvo otro culpable. «La culpa fue del chachachá/ que tú me invitaste a bailar». El candidato socialista insiste: «Dónde está nuestro error sin solución,/ fuiste tú el culpable o lo fui yo». El líder morado no se arruga y dice: «Ni tú ni nadie, nadie, puede cambiarme». Y Pedro le replica emulando también a Alaska y diciendo que «haces muy mal en elevar mi tensión». Espera encontrar gloria en vez de infierno en los próximos comicios y reflexiona como Camilo Sesto en una de sus canciones: «Fueron tantos sueños/ los que maté/ por ti. / Mía, la culpa ha sido mía,/ qué lenta es mi agonía,/ vacía de esperanza para mí». No obstante, hasta no hace mucho, Pedro bailaba un tango de Gardel con Rivera. «Acaricia mi ensueño/ el suave murmullo/ de tu respirar». Y nuestro descontrolado Rajoy en funciones apagaba la música y decía a Sánchez: «El día que me quieras, la rosa que engalana/ se vestirá de fiesta con su mejor color,/ y al viento las campanas dirán que ya eres mío». Iglesias no se queda atrás con sus cánticos de sirena dirigidos al aspirante del PSOE: «El día que me quieras/ endulzará sus cuerdas/ el pájaro cantor,/ florecerá la vida,/ no existirá el dolor». Pero el idilio lo tuvo con el ciudadano Albert hasta cierto punto, y éste pactó con el otro para que no pudiera gobernar. Hoy les toca a todos echarse la culpa mutuamente con el fin de salir airosos del fracaso global y de posicionarse de la mejor manera posible de cara a la nueva cita del 26-J. Más precampañas, más campañas. Más cucharadas agridulces de la misma sopa. Y más madera. Aun así, Sánchez asegura a Rivera con ojos de bolero: «Gracias por haberte conocido». En el 1º de Mayo protestó la gente contra la pobreza salarial y social, y Bruselas nos exige más tijeras por empeorar el déficit público. Otros miran el fútbol.

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