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Mercedes Gallego

Disparates

Hace ya algunos años, un tribunal de la Audiencia de Alicante rebajó la pena a un acusado de abusar de una discapacitada tras concluir los magistrados que, precisamente por su minusvalía, la chica no fue consciente de lo que le había ocurrido y que, por tanto, las secuelas psíquicas de la agresión habían sido menores que si hubiese estado en pleno uso de sus facultades mentales. A esta resolución, que puso a Alicante en el mapa del disparate judicial para vergüenza pública, le siguió otra de esta misma Audiencia en la que de una chavala violada en la Vega Baja se hacía especial hincapié en su ropa, en lo largo y estrecho de su falda en concreto, un dato del que sus señorías hicieron uso como si se hubiese tratado de una atenuante para minimizar la condena al violador.

Ahora la Audiencia de Alicante acaba de dictar otra sentencia en la que absuelve de violar a una discapacitada a un condenado en la misma vista oral por abusar de una niña de 11 años prima de la anterior y amiga de su hijo. Concluye el tribunal que la chica, de 16 años aunque con una edad mental de entre 9 y 12, era capaz de discernir lo que estaba haciendo y que si mantuvo relaciones con el acusado, de 37 años, fue porque realmente quiso.

En pleno debate sobre los abusos que al calor del alcohol y la fiesta y al abrigo del anonimato del grupo se están produciendo en los Sanfermines, unos hechos que están saltando a la opinión pública gracias a la valentía de muchas mujeres (víctimas incluidas) y no menos hombres, sorprende la postura de un tribunal (del que dos de sus tres miembros son mujeres siendo además una de ellas la ponente) que ha sido capaz de aventurar que las relaciones sexuales que mantuvo la presunta víctima con el acusado fueron consentidas y, por contra, no le ha llamado la atención que éstas se produjeran en presencia de otro menor que incluso llegó a participar en las mismas, según recoge la propia resolución.

Puestos a entrar en el terreno de las elucubraciones a la hora de, como ha ocurrido en este caso, no dejar caer todo el peso de la ley, no hubiera estado de más que los juzgadores hubieran reparado en las circustancias especiales que rodean un caso en que el tal vez, sólo tal vez, la víctima si tan siquiera era consciente de que se podía decir no.

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