Comenta un colega en una tertulia radiofónica que ese actor alemán de atractivo físico, y destacado talento interpretativo llamado Michael Fassbender, va a estrenar en los próximos días una película llamada Assasin's Creed, que coprotagoniza con Marion Cotillard, y que es una esperada adaptación de una de las sagas de videojuegos más exitosas y populares en una película de aventuras y de acción y de viajes en el tiempo, ambientada en la España del siglo XV, y sonrío al pensar que nunca he llegado a disfrutar de esas aplicaciones interactivas o videojuegos que han sido creadas para el entretenimiento y que permiten simular experiencias en ordenadores u otros dispositivos electrónicos.

Y cuando llega mi turno en el coloquio, comento que hay dos películas de Fassbender que recuerdo especialmente en este momento, y que son la oscarizada Doce años de esclavitud y el drama erótico Shame, y que ambos filmes, complejos y profundos, han sido dirigidos por un realizador de nombre curiosamente coincidente con el del actor legendario que protagonizó películas tan inolvidables como La huida o Bullit.

Y es precisamente ese fotógrafo, escultor y director de cine llamado Steve McQueen quien comenta que Fassbender es un actor que se compromete en su trabajo y que pone todo lo que es y todo lo que tiene en lo que está haciendo, implicándose a fondo, a lo que yo añadiría que, aunque no le conozco personalmente desde luego a mi pesar, me parece que pone gran pasión en todo lo que hace, lo cual me lleva a recordar que todos debemos intentar vivir con el entusiasmo y la ilusión que nos permita alcanzar nuestro verdadero potencial interior, explorando aquello que más nos guste, sea más especial o forme parte de nuestros sueños e inquietudes en la búsqueda de la plenitud y de la capacidad de fascinación.

Y termina el tiempo radiofónico de la tertulia y alguien sigue hablando de videojuegos, de retos y de la posibilidad de interactuar en los mismos al controlar las decisiones de los personajes, cuando comento que olvidé señalar, por cierto, la que me parece la mejor película de Michael Fassbender, o quizá más bien mi película favorita de ese gran actor, y todos me miran, y Emilio Javier sonríe, y me dice, Marisa, déjame que adivine, que me parece que ya sé qué película es.