Acabamos de presentar el informe realizado en el marco del Plan de Inclusión Social de Alacant, «Condiciones de Vida y Situación Laboral en la ciudad de Alicante». El informe está basado en más de 1000 encuestas a hogares alicantinos distribuidas de forma equilibrada en toda la ciudad y nos permitirá avanzar mucho en la diagnosis y la estrategia a desarrollar en el Eje de Inclusión Social que estamos elaborando para marcar una estrategia de futuro global de Alacant. El Plan de Ciudad ya va dando sus primeros pasos, y lo hace desde el rigor, los datos y la mirada a la ciudad real, con todas sus caras, todas sus contradicciones y todos sus retos.

Al encargar el informe partíamos de la percepción de que el principal problema de nuestra ciudad era su dualidad, sus diferencias en dos realidades urbanas que conviven a diferente ritmo y con diferentes problemáticas. Esta hipótesis se ve confirmada por los datos y las conclusiones de este informe.

A la ciudad dual no se ha llegado en poco tiempo, ni es fruto de la casualidad. Era un modelo de ciudad ya presente antes de la crisis, pero que la crisis ha agrandado en su extensión territorial y ha agudizado en sus desigualdades.

La crisis ha sido global, pero en nuestra ciudad ha sido letal. A las políticas austericidas dictadas desde Europa y los brutales recortes sociales del gobierno de Rajoy hay que añadir, para entender su virulencia a nivel local, la caída brutal de una actividad económica privada basada en el monocultivo del ladrillo; cuestiones como la falta de rumbo de ciudad fiándolo todo a un modelo especulativo de crecimiento al margen de un modelo compacto y ordenado de desarrollo urbano sostenible; el desvío de dinero público a la corrupción o los «saraos» con escaso retorno social; la marginación y maltrato sistemático en inversiones y financiación por parte de la gobierno central y autonómico; o la severa disminución de las inversiones municipales a causa de tener un Ayuntamiento intervenido y paralizado en los momentos donde más se necesitaba el impulso público para dinamizar la economía, generar empleo, o garantizar los derechos sociales. Todo esto, sin más modelo de ciudad que el restringido al «capitalismo de amiguetes» en que el interés general y la función pública de generar cohesión social quedaban muy lejos del vocabulario, y la agenda de una fiesta que disfrutaron «cuatro» y que ha provocado una resaca terrible en nuestra ciudadanía, causando la destrucción de las clases medias y la entrada en riesgo de pobreza relativa o incluso severa a muchas familias alicantinas.

La ciudad dual implica, y eso es muy positivo, que existe una gran parte de la ciudad que no está sometida a la precariedad, la incertidumbre y la falta de seguridad económica. Diré más, los indicadores económicos de la ciudad en este año son esperanzadores a grandes rasgos. Han mejorado de forma significativa las cifras de empleo (otro debate en el que no puedo entrar aquí sería la calidad de ese empleo), las cifras del turismo son muy potentes, se ha abandonado la tendencia de destrucción de empresas y comercios, y contamos con un Ayuntamiento que ha recuperado su capacidad de atraer proyectos de financiación europea, ha estabilizado sus cuentas y ha incrementado considerablemente su capacidad inversora en la ciudad. Tenemos barrios en la ciudad muy por encima de las cifras de renta media españolas o del conjunto del País Valencià. Y por último y no por ello menos importante, contamos con unos gobiernos autonómico y local, que centran en la mirada social su prioridad presupuestaria, que son conscientes de que la educación es el «ascensor social» más potente con el que contamos para revertir un fenómeno terrible, como reitera la Vicepresidenta Mónica Oltra, que es que «la pobreza se hereda». Unos gobiernos del cambio que reivindican una financiación justa a Madrid para garantizar la viabilidad de los servicios públicos y el bienestar social y que hacen del #Rescatempersones una guía de su actuación y prioridades políticas.

Hay que trabajar, situar las estrategias y decisiones públicas con el horizonte de equilibrar la ciudad. La brecha social que existe en nuestra sociedad se refleja en el estado de nuestros barrios. Las desigualdades de la estructura social tienen también su espejo en nuestra estructura urbana. Por ello, concretar las acciones territoriales en zonas prioritarias de nuestra ciudad implica también reducir y equilibrar las diferencias sociales. No se trata de realizar análisis simplistas de «barrios ricos y barrios pobres», sino de analizar la complejidad de nuestra estructura urbana, con la variable de la vulnerabilidad presente, para tomar buenas decisiones que impliquen un avance de la calidad de vida, y la regeneración del espacio urbano en las zonas con mayores problemas de vulnerabilidad social.

Finalmente, el resultado del informe dota de sentido determinadas decisiones que este gobierno del cambio ha tomado. Primero: que es necesario, dentro del horizonte del #AlacantTéFutur, que desarrollemos un Plan de Ciudad que dibuje la estrategia compartida de futuro que situe en primer nivel la variable de la inclusión social. Segundo: que la necesidad de mantener y robustecer el Plan Integral de los barrios de la Zona Norte es absolutamente imprescindible. De la misma forma, este informe avala los inicios de intervención pública en zonas abandonadas desde hace décadas como pueda ser el barrio del Cementerio, y por último, confirma el acierto de la elección de la zona territorial del proyecto Dusi Las Cigarreras, ya que abarca unos barrios que comienzan a arrojar señales de alarma preocupantes en muchos de los indicadores que recoge el informe.

Hay mucho trabajo por hacer. Transformar la ciudad no es un camino fácil, y no será rápido el recorrerlo. Pero ya nos hemos puesto a andar, y este informe nos ayuda a dar los siguientes pasos. El horizonte está claro, y debe ser un esfuerzo colectivo impulsado desde el Ayuntamiento el que nos permita abandonar la Ciudad Dual, para conseguir hacer de Alacant la Ciudad Inclusiva.