Daniel Espinosa, hijo de refugiados políticos chilenos que huyendo de la dictadura de Augusto Pinochet se refugiaron en Suecia, es un director de cine que se dio a conocer con la película Dinero fácil, que es un thriller dramático de acción, intenso y complejo, ambientado en el mundo criminal de los bajos fondos de Estocolmo.

Y ese cineasta, de interesante personalidad según revelan sus entrevistas, acaba de estrenar la película Life - Vida-, en la que narra el hallazgo de la primera muestra de vida extraterrestre en Marte, que transportada a la Estación Espacial Interestelar en la que viajan los astronautas protagonistas, se convierte en un implacable depredador, y en una inquietante amenaza para la Humanidad.

Y está claro que la película recuerda mucho al clásico de Ridley Scott titulado Alien, el octavo pasajero, que me parece un apasionante filme de culto, elegante y sobrecogedor, obra cumbre del género de terror y de ciencia ficción, entretenida y con una excelente banda sonora, con grandes intérpretes y una gran realización.

Y vuelvo a Life, y leo una entrevista al director sueco en la que relata que la metáfora de su película refleja cómo los seres humanos tratamos lo extranjero y lo que viene de fuera, de manera que si lo hacemos con miedo y con violencia, no puede ser culpa del extranjero el hecho de responder con violencia y miedo también, añadiendo que para alcanzar un mundo mejor tenemos que recurrir a la empatía.

Y me sorprende la contundencia de su primera manifestación, y estoy muy de acuerdo con la segunda, pues la empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de los otros, comprendiendo su visión de la realidad, y su postura y opiniones, sin escrúpulos ni prejuicios, captando información sobre otras personas, atendiendo a su lenguaje no verbal, y participando emocionalmente en una realidad ajena.

E implica la capacidad de entendernos comprendiendo los sentimientos del otro, expresándonos con delicadeza y cortesía, sin gestos de irritación a lo que nos cuentan, intentando resolver problemas e inquietudes, y poniéndonos en el lugar de los demás.

Y termina la proyección, y salimos del cine, hablando de ciencia ficción, y de películas de terror. Y de Alien, la teniente Ripley, la nave espacial Nostromo, formas de vida desconocidas, planetas cercanos, lejanas galaxias, y otros filmes como Gravity o Blade Runner, hasta que alguien de repente me mira y pregunta: pero bueno, Marisa, qué callada estás. ... ¿Y tú, no dices nada?