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El mundo (económico) que viene

Se ha bautizado como el gran libro académico del momento (Capital in the Twenty-First Century) y la gira de su autor por EEUU lo ha convertido en una celebridad: Thomas Piketty, economista francés de 43 años y autor de un denso volumen de 600 páginas (con abundante aparato estadístico), donde refleja su obsesión con el aumento de la desigualdad durante la actual fase desarrollo del capitalismo (especialmente, en Occidente).

Para Piketty, el gran problema al que nos enfrentamos es que el aumento de la riqueza que genera el sistema capitalista está desembocando en un notable crecimiento de la desigualdad, hasta el punto de que no puede descartarse un regreso al capitalismo patrimonial predominante en el siglo XIX, con grandes diferencias entre el 1% más rico y el 99% restante (incluida una menguante clase media).

Por otra parte, también alerta contra la existencia de un progreso «inevitable»: la prosperidad vivida en Occidente desde finales de 1945 se debe a circunstancias excepcionales (capital destruido, voluntad de redistribución de la riqueza a partir del Estado del bienestar, etc), que son difíciles de repetir. Y su solución (contra la que arremeten sus críticos, desde la derecha) radicaría en la fijación de un impuesto global que grave las rentas del capital en un 80%, por encima del millón de dólares.

En cualquier caso, y a pesar que se achaca a Piketty la fijación de la lucha contra la desigualdad como objetivo (en lugar de un medio para conseguir un resultado mayor, como el desarrollo), su obra constituye un verdadero toque de atención para solucionar (o, al menos, encauzar) la contradicción entre aumento de la riqueza y la desigualdad. De lo contario, el riesgo de resolverlo con violencia aumenta, concluye el nuevo gurú.

Cómo lo ven. The New York Times se hacía eco del impacto que ha tenido el libro publicado por el nuevo economista «estrella» de talante progresista: El capital en el siglo XXI, del francés Thomas Piketty. Pese a no ser un volumen fácil (cerca de 600 páginas y casi 80 de notas a pie de página), ha convertido a Piketty en el intelectual de moda en países anglosajones, con su llamada de atención ante el problema de la creciente desigualdad en las sociedades occidentales.

The Atlantic Cities recogía un análisis del sociólogo Richard Florida, donde trataba de explicar por qué los estadounidenses actuales (en comparación con décadas anteriores) experimentaban una menor movilidad geográfica. La razón no estaría tanto en el envejecimiento de la población o en la existencia de una mayor proporción relativa de propietarios sino en que, laboralmente, no les merece la pena, reforzando la idea de que la actual recuperación económica no ha venido acompañada de empleos de calidad.

Cómo nos ven. BBC resaltaba que, en unos meses, los menores de 18 años en España podrían ser obligados a corresponsabilizarse de las tareas domésticas en casa, si se aprueba el apartado correspondiente en una ley de protección de la infancia (aunque sin especificar qué sucedería en caso de incumplimiento). En cambio, otro punto de la legislación prevé que los hombres casados pueden llegar a ser sancionados si rechazan colaborar en labores domésticas.

Bloomberg resaltaba un estudio, a partir de recopilaciones de datos del Banco Mundial, el FMI y la Organización Mundial de Salud, donde se apuntaba que el sistema sanitario español aparecía como el más eficiente de Europa y el quinto del mundo (solo por detrás de Hong Kong, Singapur, Japón e Israel), sobre una lista de 48 países analizados. Curiosamente, naciones como EE UU se ubicaban en los últimos lugares de la tabla (46), debido a sus altos costes sanitarios per capita.

Qué se cuece. elpais.com reseñaba la aparición de Bendle, una empresa digital apoyada por los principales editores holandeses, que se encarga de vender noticias a la carta online (a partir de precios que oscilan entre los 10 y los 25 céntimos de euro). La oferta va dirigida, especialmente, a un público que no suele superar los 45 años, que prefiere leer solo las noticias que considera interesantes de un periódico (y no todo entero) y que, además, está dispuesto a pagar por ello.

Media-tics señalaba que, ocho meses después de que Jeff Bezos adquiriera de The Washington Post, el estado de ánimo ha cambiado en el periódico.

Según el director, Marty Baron, la redacción ha crecido (de cara a potenciar el negocio digital, con blogs centrados en la información nacional e internacional), mientras Bezos ha aportado ideas, preguntas y capital, para llevar a cabo los cambios que sean necesarios y sin planes preconcebidos.

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