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Disponía este domingo de un pasaje para el puente aéreo, pero una eventualidad me ha obligado a cambiar el plan de viaje. Lo chocante no es solo el leñazo que te pegan por la operación, sino en que su propia web te venden el servicio como si fuera una bicoca. Escuchen si no: «Cambia tu vuelo. En Vueling conocemos que la vida te da sorpresas y por eso puedes cambiarlo cuando lo necesites. Sabemos que, a veces, surge un cambio de planes; tu reunión se aplaza a otro día o simplemente los imprevistos te impiden viajar. Por eso, en Vueling los cambios de vuelo están permitidos hasta dos horas antes de la salida dándote la flexibilidad que necesitas. ¡Cambia de vuelo por solo 45 euros por trayecto y pasajero!». Teniendo en cuenta que la tarifa del puente era de 54 euros, aunque el signo de admiración en la publi sea de ellos, la verdad es que es para admirarlos. Sobre todo porque, como todas las compañías te ofrecen gangas por el estilo, juegan con la ventaja de que tienes que ir a morir al mismo sitio. ¡Viva la competencia!

Cierto es que si adquieres la tarifa Excellence o contratas el seguro multicausa adicional te devuelven casi todo -¡ojo!-, pero no están los tiempos para procurarte tus propias tasas. En este caso el cambio de paso se ha producido porque uno de mis chavales ingresó en Urgencias con 39 de fiebre y la amenaza de tener el riñón afectado. En medio de las pruebas, los especialistas han dicho que tiene más pinta de tratarse de la enfermedad del beso. Nada más oírlo clavamos la mirada lógicamente sobre su pareja, hasta que un amigo advirtió que a ver si iban a ser las continuas carantoñas que el afectado dispensa al perro, por lo que volvimos a mirar a la pareja. Como creo que a quien le falta por besar es a la compañía aérea, toca apoquinar ese pedazo de flexibilidad con el que nos honran. Esto le ocurre a cualquiera, salvo que seas Monago.

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