Asisto en Madrid, y en pleno corazón de la Gran Vía, en el Teatro Rialto al espectáculo Nada es imposible, de Antonio Díaz, más conocido como el Mago Pop, que se anuncia como una viaje por lo extraordinario lleno de sorpresas y diversión, emoción y ritmo, sonrisas y asombro.

Y claro, recuerdo a David Copperfield, y sus famosos trucos que hechizaron al mundo entero como cuando atravesó la Gran Muralla China, o cuando hizo desaparecer la Estatua de la Libertad de Nueva York, mientras espero un espectáculo de efectos visuales, e ilusionismo, en la que el mago sea capaz, con sus técnicas y habilidades, innovación y creatividad, de hacernos creer que nada es imposible, y de ilusionarnos con misterios y asombros, haciéndonos disfrutar durante el tiempo de la representación de fantasías y emociones.

Y me gusta la magia, y también esa frase de que nada es imposible, que relaciono con querer es poder, y con la posibilidad de alcanzar los sueños o de hacer aquello que en un principio creíamos que no era posible, pues cada uno es dueño en gran medida de su destino, y los límites los fijamos cada uno de nosotros, decidiendo a quien le damos poder sobre nuestra vida, y es que esa frase del actor estadounidense James Dean de «sueña como si fueras a vivir eternamente y vive como si fueras a morir mañana», resume la importancia de soñar y luchar por todo aquello que deseamos.

Y así es bueno tener metas realistas, pero también otras que lo sean menos, trabajando y esforzándonos con la visualización de lo que pretendemos, sin temores ante el fracaso , actuando con fortaleza y energía, y aceptando las consecuencias de los actos realizados.

Y siempre con la idea de seguir adelante, y de ganar a la adversidad, perseverando con fortaleza tanto mental como física, esforzándonos a cada paso, siempre dispuestos a levantarnos ante toda caída, y manteniéndonos positivos, pues el carácter y la actitud definen el triunfo frente a la dificultad, sabiendo que todo éxito trae su cuota de sacrificio, y que hay que perseverar en el camino de la ilusión.

Y como la magia está en todas partes, y los magos nunca revelan sus secretos ni sus trucos, termina el magnífico espectáculo Nada es imposible y vamos a cenar, y me propones que me acerque más y más, y que piense un número, y que escoja una carta, la que quiera, sin que tú la veas, y te concentras en ella, y me miras a los ojos, y me dices, qué increíble, que el número que pensé fue, y que la carta que elegí fue...