Me gusta imaginar que Woody Allen, ante el inexorable paso del tiempo, no concibe su existencia sin esa pasión irrenunciable que le lleva a rodar con entusiasmo una película todos los años, y aunque lógicamente su obra no siempre resulta excelente, es cierto que hasta sus filmes más prescindibles contienen momentos y diálogos propios de su poderoso talento.

Como sucede en su última película, protagonizada por mi admirada Kate Winslet, de título Wonder Wheel, según la crítica no de las mejores, y que con elementos de comedia y tragedia, se desarrolla en los años cincuenta en el barrio de Coney Island, donde se ubica la playa natural de Nueva York, narrando la historia de una camarera que deseaba ser actriz, y que intentando huir de su desoladora realidad, se enamora de un vigilante de la playa que aspira a ser escritor, y que resulta mucho más interesante que su alcohólico y bruto marido.

Y antes de acudir a mi esperada cita anual con el realizador neoyorkino y a propósito de esta última película, leo que en una reciente entrevista, contesta Woody Allen a la pregunta de cuál es la diferencia entre una mala película y una obra maestra, que muchas veces las obras de las que más satisfecho ha terminado, no han gustado al público ni a la crítica, y que otras veces ha sucedido al revés, pero que lo único que le importa es ser feliz con lo que hace, resultándole irrelevante la opinión de los demás.

Lo cual, de ser cierto, es digno de admiración, pues se antoja habitual buscar esa aprobación exterior, que puede hacerte ser dependiente, causando una preocupación excesiva con perdida de la naturalidad y espontaneidad propias.

Frente a lo cual cabe recordar que nadie nos conoce como nosotros mismos, y que no podemos gustar a todos, por lo que procede tomar nuestras propias decisiones, y actuar según nuestro criterio, buscando nuestra propia aprobación interior.

Para lo que tendremos que reforzar nuestra autoestima, y revisar nuestras creencias y pensamientos, con la aceptación de que no puedes agradar siempre, por lo que la serenidad la obtendrás buscando la aprobación dentro de ti.

Y es por ello que cada vez que tengamos que tomar una decisión, hay que decidir según nuestro propio criterio, y no según el de los demás, observando que suele tener más aprobación quien no la busca ni la necesita, de manera que reforzar nuestra valoración nos impulsara a superar esa necesidad, y a reconocer que lo esencial es creer en uno mismo a pesar de lo que suceda en el exterior.

Y aunque Woody Allen diga no importarle lo que opinen los demás de su obra, prefiero imaginar que le agradaría saber que procuro no perderme ninguna de sus películas, y que con cierta nostalgia por sus grandes obras pasadas - Annie Hall, Match Point y tantas otras- anhelo que su próxima película sea la que espero, otra obra maestra.