Cuando se buscan soluciones eficaces a los problemas que sufre nuestra sociedad, siempre debemos partir de la base de que éstas deben provenir desde la educación más que desde medidas sancionadoras. Estas últimas vienen a constituir un último reducto cuando no han cuajado medidas previas, y para que el infractor sea consciente de que la vía de la ilicitud de su acto no va a quedar impune. No obstante, es evidente que la sanción por sí misma tiene poca eficacia para este infractor, salvo que ésta vaya acompañada de los programas formativos que en el orden penal prevé nuestro Código Penal en diversos delitos como son los de violencia de género, doméstica, maltrato animal, delitos de lesiones en general, etcétera.

La verdadera eficacia en la lucha contra la infracción siempre viene desde la educación; esto es, para que desde muy jóvenes sean conscientes los chicos y chicas de este país que los valores deben respetarse y que una buena educación es la base de la igualdad que se debe exigir a toda la ciudadanía, lo que, bien aplicado, nos llevaría a ir reduciendo los hechos de violencia de género por el convencimiento propio del respecto que debe existir entre las personas y, sobre todo, el respeto a la mujer evitando actos ilícitos contra ella basado en el hecho de ser mujer. Porque los ataques a la mujer como violencia de género no solo se están cometiendo en el hogar y en el círculo de las parejas o exparejas. Se están cometiendo por los ataques, sobre todo en delitos contra la libertad sexual, que se están perpetrando en nuestro país y que son crímenes de género también.

Por ello, entre las medidas incluidas en el Pacto de Estado contra la violencia de género que se van a empezar a tramitar en el Congreso de los Diputados, podemos citar las siguientes:

1. Reforzar y ampliar en materia de Educación los valores igualitarios y la educación afectivo-sexual obligatoria en todos los niveles educativos, fomentando que los mismos se aborden de forma integral (aspectos fisiológicos y afectivo-emocionales).

2. Incluir, en todas las etapas educativas, la prevención de la violencia de género, del machismo y de las conductas violentas, la educación emocional y sexual y la igualdad, incluyendo además en los currículos escolares, los valores de la diversidad y la tolerancia. Garantizar su inclusión a través de la inspección educativa.

3. Promover en los centros educativos talleres y actividades formativas para la prevención de la violencia sexual, trabajando específicamente con los niños y varones adolescentes.

4. Designar en los consejos escolares de los centros educativos un profesor o profesora responsable de coeducación, encargado de impulsar medidas educativas que fomenten la igualdad y prevengan la violencia, promoviendo los instrumentos necesarios para hacer un seguimiento de las posibles situaciones de violencia de género.

5. Supervisar, por parte de la inspección educativa, los planes de convivencia y los protocolos de acoso escolar en los centros educativos, con el fin de identificar e incorporar actuaciones o indicadores de seguimiento relacionados con la violencia contra las mujeres.

6. Implicar a las Unidades de Igualdad de las universidades en la realización de estudios sobre el impacto del acoso, las agresiones y los abusos sexuales en el ámbito universitario y valorar, en su caso, la oportunidad de realizar campañas de prevención en los campus universitarios, y de forma particular de las agresiones sexuales «en cita».

7. Incluir contenidos de igualdad y contra la violencia de género en los temarios de acceso a los cuerpos docentes.

8. Establecer un repositorio de buenas prácticas, estudios y contenidos a disposición de las comunidades autónomas y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que permita el intercambio de experiencias eficaces en el ámbito educativo. Dicho repositorio se incluirá en el Plan Estratégico de Convivencia Escolar impulsado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte junto con las comunidades autónomas, como desarrollo del eje «Educación en igualdad y socialización para la prevención de la violencia de género».

9. Revisar y reforzar la elaboración de protocolos de detección precoz en el ámbito educativo.

10. Exigir a los centros educativos que en el proyecto educativo de centro se incluyan contenidos específicos de prevención de la violencia de género, y que el consejo escolar realice su seguimiento.

Vemos que estas medidas reforzarán el objetivo que tenemos puesto de que ante más y mejor educación contra la violencia podremos ser más eficaces a la hora de rebajar los niveles de violencia y veremos cómo, poco a poco, estos hechos irán desapareciendo, porque si nos esforzamos en educar en igualdad conseguiremos ser mejores personas, mejores ciudadanos e introducir la palabra respeto en el diccionario de toda la sociedad.