El otro día, antes de entrar en un acto en la Sede de la UA, me preguntaba un luchador comprometido en mil batallas solidarias de esta ciudad: «¿Otra legislatura perdida?». Más tarde, otro referente de la sociedad civil alicantina, también entregado a mil proyectos en defensa de una ciudad ordenada y con sentido, comentaba «Esta ciudad no tiene remedio». Estas afirmaciones, que representan un estado de ánimo demasiado extendido en nuestra Alacant, son las que me han llevado a escribir estas líneas. Un artículo dirigido, principalmente, a la sociedad civil y ciudadanía alicantina comprometida.

Más que un artículo de opinión es un llamamiento a la sociedad civil para defender los buenos proyectos que han nacido en estos dos años y medio, y que merecen continuar desarrollándose de forma participativa. Proyectos como el Plan de Ciudad, el Plan General o el Plan de Inclusión Social, planteados para diseñar de forma compartida el futuro de nuestra ciudad, introduciendo un verbo muy poco conjugado en esta ciudad, planificar, en la manera de afrontar los problemas y retos que tenemos planteados como sociedad.

Tenemos la obligación cívica, la misma que nos llevó a rebelarnos ante la corrupción, la desidia y la venta al mejor postor de nuestra ciudad, de alzar la voz contra el sectarismo, la incapacidad y la mediocridad. Por eso hay que reivindicar, y en eso la sociedad civil debe recuperar el protagonismo, los proyectos que sí que han supuesto un cambio en el fondo y en las formas, la manera de gobernar Alacant.

No podemos tirar por la borda el intenso trabajo de los técnicos municipales, ni las expectativas generadas de llevar adelante proyectos de carácter transversal que hace muchos años, sin duda demasiados, tenían que haberse puesto en marcha al igual que lo han hecho otras muchas ciudades que han resuelto, y se han posicionado mejor que nosotros, en sus procesos de transformación urbana.

Como denunciamos el otro día en el Pleno municipal, no podemos pasar de unos gobiernos que escondían facturas en los cajones, a un gobierno que esconde los buenos proyectos en los cajones. No, eso no era el cambio. Eso no es el cambio.

Ante esto no podemos quedar callados, no podemos estar inmóviles, dejando que la frustración y la desesperanza nos conduzcan a la paralización y al silencio. Son proyectos ligados al interés general, proyectos comunitarios, de todas y de todos, y nadie tiene derecho, y mucho menos la legitimidad, de dejarlos aparcados bien sea por debilidad, o por incapacidad de enfrentarse a procesos donde la participación ciudadana es un elemento indispensable de su desarrollo.

No podemos dejar únicamente la EDUSI Las Cigarreras como el gran proyecto de este mandato. Hay que definir otras estrategias motores, y eso precisamente constituye el sentido de seguir avanzando con el Plan de Ciudad, a través de la metodología que se había planteado para, desde un buen trabajo de diagnosis, estructurar la hoja de ruta de los próximos años, y poder integrar en su interior todos los proyectos sectoriales que en materia de educación, cultura, empleo, inclusión social, movilidad, medio ambiente, igualdad, memoria histórica? se están trabajando desde el Ayuntamiento, o desde las instituciones y actores locales que operan en la ciudad. Y todo esto hacerlo desde el diálogo con los actores relevantes de la ciudad, con la sociedad civil organizada y la ciudadanía comprometida, y no relegando la participación social a aplaudir el día que se presente un documento de conclusiones.

El minigobierno ha desenganchado la ciudad de Alicante del cambio. Eso es gravísimo. De las dinámicas del cambio que están funcionando de forma positiva en la Generalitat Valenciana, o los ayuntamientos de València, Elx o Castelló, por citar ejemplos próximos. Lo está desenganchando de los buenos proyectos que se han iniciado en estos cerca de 3 años, que también los ha habido. Buenos y necesarios proyectos de ciudad, después de décadas de un desierto en este sentido, donde el interés general fue implacablemente sustituido por una interminable juerga privada que nos ha dejado una resaca espantosa como sociedad, y donde cada proyecto tenía el nombre y los apellidos de aquel al que se quería beneficiar.

Ante esto, ante el abandono de los buenos proyectos que tienen pendiente desarrollarse y concretarse, la mayoría que confiamos en el cambio en mayo de 2015 nos tenemos que rebelar, cada uno desde la posición que ocupa en el tablero de la ciudad. A nosotros, a Compromís, nos toca hacerlo desde una posición política basada en la oposición leal y responsable, en la colaboración activa con todos los buenos proyectos en los que hemos creído, trabajado y desarrollado con la convicción que eran y son buenos para la mayoría de las alicantinas y alicantinos. Buenos para Alacant.

Y mientras que este gobierno, democráticamente ilegítimo e incapacitado por su precariedad, sigue sin poner rumbo a la nave municipal, Compromís montará sus Jornadas de Ciudad #ProjectAlacant para hablar de todas estas cosas que ahora mismo tienen el cauce cortado para dialogarse desde el ámbito institucional. Pero eso ya lo explicaremos en otro artículo. De momento, hoy, invitamos a la sociedad civil y la ciudadanía a reivindicar los buenos proyectos para la ciudad.