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Un imperialismo silencioso

Abril de 2016. La compañía China Ocean Shipping Company (COSCO) adquiere el 67% del capital social del puerto ateniense del Pireo, por valor de 436 millones dólares. De esta manera, las autoridades de Pekín adquieren un enclave estratégico para el desarrollo, en Europa, de su proyecto comercial de la Nueva Ruta de la Seda.

Agosto de 2017. Tras prestar miles de millones de dólares a Yibuti, un pequeño país africano situado en el Cuerno de África, y después de una crisis de endeudamiento, China aprovecha para inaugurar allí su primera base militar en el continente, desde donde las autoridades asiáticas pretenden ofrecer apoyo logístico a las tropas de su país que operan en la región.

Noviembre de 2017. Después de un golpe de Estado del ejército y tras 37 años en el poder, Robert Mugabe, presidente de Zimbabue, dimite de su cargo. Según el semanario francófono Jeune Afrique, se trató del primer golpe de Estado en el continente realizado con la aprobación de Pekín. Los antiguos hombres de confianza de Mugabe estuvieron en China, pocos días antes del golpe.

Diciembre de 2017. Incapaz de pagar su elevada deuda con China, el gobierno de Sri Lanka (la antigua Ceilán) entregó, formalmente, el puerto de Hambantota a los gobernantes pekineses. Este enclave resulta esencial para garantizar las rutas comerciales del Océano Índico, que unen Europa, África y Oriente Medio con Asia.

¿Conclusiones? Uno: si tienes muchas deudas y eres un país pequeño, estás condenado. Y dos: alguien, desde Oriente, está ocupando el vacío de poder que deja EEUU en el mundo. Con la diferencia de que, ahora, no se trata de una "superpotencia que pretende exportar la democracia y los derechos humanos".

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