En «la Muy Noble» se gobierna -¡a las pruebas me remito!- a salto de mata. Las chapuzas de la serie televisiva que protagonizaban «Manolo y Benito» eran una «castaña pilonga» comparadas con lo que pasa en este pueblo tan dejado de la mano de Dios, ¡y del hombre!. El sentido del ridículo, «en su pueblo y el mío» -¡perdona Miguel que vuelva a sacarte a pasear!-, se tiene superado desde hace tantos años que no importa ser el hazme reír de la «comarca/provincia/comunidad», porque, total, la memoria es tan débil/frágil que, por muy grande que sea la «hecha» -como dicen en Torrevieja-, a los pocos días nadie se acuerda de la metedura de pata. Incluso estas «tontás» -dignas del «Celtiberia Show», de Luis Carandell, como la culebra de Joaquín Ezcurra-, que no se le ocurren «ni al que asó la manteca», llevan a la risa y, aunque parezca mentira, terminan por perdonarse. Está bien que en la reserva espiritual de la CV se aplique la frase bíblica que nos aconseja «que tu mano izquierda no sepa lo que hace la mano derecha» (San Mateo, capítulo 6, versículo 3), pero todo debería tener un límite, porque, entre otras cosas, lo que queda en entredicho es la capacidad intelectual de los oriolanos, que son quienes eligen a sus gobernantes, pero ¿quién le pone el cascabel al gato y marca la línea roja que nadie, ni siquiera los inquilinos del palacete de la Esquina del Pavo, debe cruzar?. ¡Aquí parece haber una competición sobre quién hace la burrada/tontería más gorda/grande!. «Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros» (Groucho Marx).

¡Mirad!. Lunes, 7 de mayo, 10 de la mañana, más o menos. Leo en el periódico: «Orihuela prohíbe la circulación de los ciclomotores en las calles más céntricas». Lunes, 7 de mayo, sobre las 8 de la tarde -unas horas después-, me mandan un mensaje de «wasap»: «Orihuela permite que vuelvan a circular motos por los Andenes tras la polémica». La sensación que se transmite es de total inestabilidad -no sé si emocional- y de que no se tiene «ni zorrera/pajorera idea» de por dónde van los tiros. Pero la cosa es todavía más grave cuando lees que -según la concejala de Seguridad Ciudadana, Mariola Rocamora- «fue una decisión unilateral de la Jefatura de Policía Local y que se hizo a modo de prueba debido a las quejas por ruidos que molestan a los vecinos"« ¿Decisión unilateral?. ¡Que se depuren responsabilidades!, porque ¿estáis diciendo que la responsable de la seguridad de un pueblo como Orihuela, con un «enorme/extenso» término municipal, no habla a diario con su jefe de policía para concretar actuaciones que pueden influir en los ciudadanos?. ¡Cómo sé que te gusta en arroz con leche, por debajo de la puerta te mando un ladrillo!, pero un ladrillo envenenado. Lo que ha hecho la también responsable de Fiestas ha sido poner a los pies de los caballos al intendente jefe de la Policía Local, José María Pomares, para quitarse el muerto de encima, pasándoselo a quien debería ser su «hombre de confianza», su «mano derecha», con quien «debería trabajar codo con codo». Sin embargo, éste -Pomares- es quien se ha comido el marrón. ¡Aparta de mi este cáliz!, que, según las escrituras, dijo Jesucristo en la cruz o, como el «pograma» televisivo, «pasa palabra». Tampoco es tan malo reconocer un error y no tirar balones fuera. ¡Menos mal que -según Rocamora- no se multó a nadie por circular por el centro del pueblo durante las horas en las que estuvo vigente la prohibición!. Quitar una multa, en los tiempos que corren y con las nuevas tecnologías que utilizan los municipales, es poco menos que imposible. Mal compañero de viaje se ha «buscao» la Rocamora para echarle la mierda, porque «el jefe», por lo que le conozco, no es de los que asume de buen grado culpas que no son suyas, así es que, «cuidadín» con lo que se hace o se dice, porque «Roma no paga traidores» y la factura, después de una «puñalá trapera» de tal magnitud/calado/envergadura, puede salir cara. ¡El que avisa no es traidor, es avisador!.

¡Y hablando de cagadas!. Los taurinos oriolanos están que trinan después de que el TSJ les haya dado la razón en el recurso que presentaron contra la declaración de Orihuela como «ciudad antitaurina». Ahora, según los tribunales, se pueden hacer corridas, incluso de toros. ¡Toma ya!. Pero es que también están más «excitaos» que un chimpancé en celo después de ver «la rehabilitación» que se está haciendo en el coso del Camino Viejo de Molíns y de enterarse que una empresa presentó, hace tiempo, un proyecto para recuperar la «plaça de bous», en la que, para hacerla rentable, se contemplaba una zona comercial y ¡hasta un hotel!. Dicen que lo que se está haciendo no cumple la normativa en materia de seguridad y amenazan con litigar «para parar las obras», porque consideran que éstas nunca debieron iniciarse hasta que el TSJ resolviera el contencioso que tenían planteado. Emilio, ¡rectificar es de sabios, no de tontos!. ¡Mira a ver lo del picudo, que vuelve a atacar, y lo de la EASDO, que chapa!. ¡Menos mal que, gracias a Davinia, tenemos algo bueno, tiramos las cañas como los ángeles!.