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Opinión

Pere Rostoll

"La pieza que faltaba", por Pere Rostoll

La carrera política de Eduardo Zaplana, especialmente durante su etapa en la Generalitat, estaba bajo sospecha permanente casi desde que arrancó. El impulso a los grandes eventos con proyectos faraónicos como Terra Mítica o la Ciudad de la Luz; la creación de la empresa pública Ciegsa para construir colegios que desembocó en un agujero acumulado de más de mil millones ligado a la «Operación Taula»; el negocio de la privatización de las ITV o el plan eólico adjudicado a las empresas de la familia Cotino; la modificación de la gestión de la deuda de Canal 9 que, al final, cerró con otros mil millones de «números rojos» eran focos en los que, hasta ahora, ninguna investigación había podido vincularle judicialmente pero en las que, sin embargo su alargada figura aparecía siempre en el trasfondo de todas las pesquisas. Nadie pensaba que el omnipresente Zaplana, el presidente con más influencia de todos los que ha tenido el PP, no supiera nada de nada.

Ahora, sin embargo y con todas las reservas a la espera de que la investigación avance, Eduardo Zaplana ya ha caído envuelto en una investigación por blanqueo de capitales y delito fiscal. Al exjefe del Consell se le acusa de tener dinero negro en paraísos fiscales que habría obtenido, presuntamente, del cobro de comisiones ilegales -unos diez millones- por contratos adjudicados de manera irregular durante su etapa en el gobierno autonómico. El rastro del dinero de aquella gestión política -Terra Mítica, el plan eólico y las ITV- es el que habría precipitado su detención en una investigación que llevaría varios meses activa en un juzgado de instrucción de València, ciudad en la que fue arrestado el expresidente de la Generalitat a primera hora de la mañana. El final icónico de una etapa política.

Eduardo Zaplana siempre había presumido en público, sólo hay que consultar la hemeroteca, de que su labor en la administración valenciana estaba «limpia» de cualquier investigación judicial. Ahora ya no lo puede decir. Ya sabemos que mentía. Era, sin ninguna duda, una de las fichas imprescindibles -quizá la más importante de las que aún no aparecía en ese mapa- para completar el mosaico de los sumarios por corrupción que afectan a la etapa del PP en la Generalitat con una veintena de causas abiertas y más de un centenar de imputados. Ahora ya están siendo investigados casi todos. La mayoría de los presidentes de la Diputación: Joaquín Ripoll, Carlos Fabra o Alfonso Rus; consellers como Rafael Blasco en prisión; una presidenta de las Cortes como Milagrosa Martínez a la espera de ser encarcelada y otro Juan Cotino, también imputado en este proceso que afecta a Zaplana; y tres de los cuatro presidentes que ha tenido el PP en la Generalitat: Camps, Olivas y ahora nada menos que Eduardo Zaplana. Era la pieza que faltaba.

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