Siguiendo la llamada de la naturaleza, allá por los primeros noventa del siglo pasado, el pintor ilicitano Manolo Blasco se hacía con un pedazo de tierra en La Canalosa (Hondón de las Nieves) para instalar allí su tienda de campaña, tomar el sol con toda la familia y hacer paellas a manta. Como es lógico, poco tardaría nuestro pintor en plantar su caballete por aquellos bancales y captar con sus pinceles los rincones más bonitos del lugar. Convirtiéndose poco a poco, dado su carácter humilde y campechano, en el personaje más popular de la pedanía y todo un orgullo para toda la localidad. Hoy día, por el simple sistema del trueque, casi todas las casas de La Canalosa tienen algún cuadro de Blasco colgando de las paredes.

Llegados al año 1993, en los tiempos del alcalde pedáneo José Ramón Tortosa García, el famoso Blasco ya contaba con los apoyos suficientes para organizar la primera exposición de pintura en La Canalosa, durante las fiestas patronales en honor de la Virgen de las Nieves y el Santísimo Salvador. Esta vez en compañía de sus amigos pintores, Manolo Gimeno, Ramón Guardiola y Toni García, de Hondón de las Nieves. Seguirían más exposiciones. Y el enorme éxito popular de estas primeras muestras servirá de estímulo para que los sucesivos alcaldes pedáneos ( Jesús Botella Abad, Francisco Daniel Ruiz, Juan Tortosa García y Valentín García Cremades) mantuvieran hasta hoy la ya consolidada Exposición de pintura en La Canalosa.

Los amigos pintores de Elche ( Fran Rodri, José Barroso, García Poveda?) visitábamos a Manolo de vez en cuando a su paraíso que poco a poco ya se había poblado de conejos, gallinas, perros y gatos para dar buena cuenta de los restos de cualquier piñata. Y allí mismo, en una de estas cenas, se gestaría la feliz idea de participar con nuestro cuadros en las exposiciones anuales de La Canalosa. La ilusión que nos unía era llevar a los ojos de la gente las múltiples y diversas prácticas de la pintura a modo de información, sin entrar en más consideraciones. Allí permaneceríamos mezclados pintores de todos los palos, sencillamente éramos «los amigos de Manolo». Dando lugar con el tiempo a uno de los proyectos más bonitos y limpios de la pedagogía social y de la difusión del arte donde el objetivo no es ganar, sino democratizar las actividades artísticas.

Las primeras exposiciones se hacían en el colegio El Olmo. Y allá que íbamos de buena mañana para sacar del aula todo el material docente y convertir el espacio en sala de exposiciones. Más adelante se conseguirían unos paneles grandes que nos permitían camuflar detrás de ellos todos los muebles. (Vaya desde aquí nuestro agradecimiento a la paciencia y la solidaridad de las maestras y maestros de aquellos días, pues eran ellos quienes volvían a dejar el aula conforme estaba). Desde hace unos años las exposiciones se vienen realizando en el Centro Juvenil y Polivalente, de reciente construcción, y ya es una delicia tanto el montaje de las muestras como la visibilidad de los cuadros. Posibilitando la incorporación de nuevos formatos expositivos, como las mesas en medio de la sala para depositar los cuadernos de artista, de tanta aceptación popular. La participación de los amigos de Cuadernos Viajeros, de Elche, ha supuesto una oportunidad estupenda para conectar a los espectadores con el fenómeno mundial de los dibujantes urbanos. Otra interesante deriva ha sido la implantación de las Jornadas de pintura al aire libre en La Canalosa, el bonito encuentro de aficionados al dibujo y la pintura para trabajar del natural por toda la pedanía; familiarizando todavía más si cabe las producciones artísticas y el proceso de realización delante de la gente. Y últimamente los murales pictóricos impulsados por el actual alcalde, Valentín García, y realizados en equipo por Blasco y los amigos de Cuadernos Viajeros en sitios estratégicos del casco urbano.

Para la conmemoración de estos 25 años de pintura en La Canalosa, el propio alcalde, Valentín García, ha tenido el acierto y la sensibilidad de encargar el regalazo para toda la vecindad de un mural individual de su pintor favorito en una pared preferente del centro urbano. El mural, dedicado a la vendimia y a la recolección de la aceituna, ha quedado muy propio del estilo del artista, a mitad de camino entre el naïf de Rousseau y el cubismo de Cezánne, que tanto gusta a la gente. Y tan fresquito de ejecución que hasta se respira el fondo de cemento de la pared. Muy bien.

Gracias a La Canalosa por brindarnos historias del arte así de bonitas. Felices Fiestas. Del 27 al 30 de julio. Continuará?