De unas décadas para aquí, la distribución al por mayor y las ventas al por menor han cambiado radicalmente y han modificado los hábitos de los consumidores. Y por supuesto, los gigantes de internet y sus ventas no existían. Para la mayoría de los consumidores, este cambio ha sido positivo, aunque no sean conscientes del adoctrinamiento de la publicidad de consumo. La oferta de productos es mayor, los precios han bajado y la concentración en centros comerciales, o en el mismísimo hogar, reduce el tiempo empleado en compras y promueve y facilita el consumo y el ocio. Pero el lado negativo también existe.

Antes, el comercio al por menor empleaba miles de puestos de trabajo. Algunos dirán que el modelo actual también, pero hay una gran diferencia. Las ganancias empresariales de esos negocios se quedaban "en casa". Ese dinero se empleaba en invertir en el negocio o se repartía entre los miembros de la familia. Los hijos seguían con el negocio familiar o se instalaban por cuenta propia, pero siempre el beneficio empresarial se invertía en el lugar. Los hijos formaban sus propias familias y consumían vivienda, comida, vestimenta y ocio. El beneficio empresarial generaba más riqueza, más consumo, más trabajo.

Ahora el beneficio empresarial pertenece a grupos de empresas, la mayoría de ellas multinacionales propietarias de la distribución y franquicias de los centros comerciales y ventas por internet. Y ese beneficio empresarial "vuela" hacia los Paraísos Fiscales que son las sedes de esos gigantes de las finanzas, producción y distribución. El beneficio ya no se queda aquí para ser reinvertido. Aquí sólo quedan los trabajos precarios y mal pagados. Es un expolio legal de la riqueza local, el beneficio que genera la sociedad local es secuestrado, desaparece. Y esas multinacionales sólo invertirán de nuevo en el lugar cuando el Poder político local les garantice subvenciones suculentas para nuevos negocios con beneficios seguros. Y la situación seguirá autoalimentándose y agravándose, más trabajos precarios, más expolio de los beneficios y riquezas locales, más concentración de capital en los Paraísos Fiscales y menos ingresos de la Hacienda Pública.

Las clases altas tradicionalistas nacionales, que apoyaron un Sistema Político de la Unión Europea no democrático para controlar el poder económico, se han visto desbordadas por el gran capital (¿judío entre otros?) que ha confeccionado un modelo económico a su medida: la Globalización neoliberal. Esta pérdida de negocio local provoca una reacción política de las burguesías locales en toda la Unión Europea. Éstas están organizando movimientos y partidos políticos nacionalistas para reivindicar políticas proteccionistas que defiendan sus intereses. Ante la pérdida de peso económico y político, estas oligarquías locales hacen suyo el idealismo nacionalista cultural excluyente de corte fascista para movilizar las masas y recobrar protagonismo político. Estos movimientos, además de ponen en peligro la cohesión social de la UE, no persiguen combatir la globalización neoliberal, sino defender exclusivamente sus intereses burgueses locales, y ninguna otra clase social. Son conscientes de su vasallaje pero quieren mayor porción en el reparto.

La desaparición de las Cajas de Ahorros es un ejemplo más del expolio económico local y social. El negocio bancario de las Cajas de Ahorros representaba el 50% del mercado español. Ese beneficio empresarial de miles de millones de euros de las cajas se invertía en sus zonas de influencia a través de la denominada Obra Social. Además, mantenían miles de puestos de trabajo y daban servicios bancarios y de crédito a cientos de pueblos pequeños que redundaban en generar actividad económica local.

Pues bien, las multinacionales bancarias no podían dejar escapar tal negocio. En connivencia con el poder político, los bancos se lanzaron a destruir las cajas y adueñarse de su cuota de mercado. El Banco de España les impuso colocar productos financieros de riesgo y relajó los controles, los medios de comunicación desprestigiaron la mala gestión, y también la buena, y el "Poder burgués local" saqueo las cuentas, y con ello la credibilidad social de las cajas. Las Cajas de Ahorros estaban finiquitadas con el visto bueno y participación del Banco de España y del Gobierno de España, y por encargo de los Holdings financieros.

La Globalización absorbe otro negocio local rentable y se lleva el beneficio a los Paraísos Fiscales. Los beneficios de las cajas que se destinaban a Obras Sociales se regalan a los accionistas privados globalizados. Miles de millones de euros cambian de bolsillo, de lo público a lo privado. Pero es que ese negocio es un filón, son miles de millones de euros todos los años, hasta la eternidad o hasta que dure este modelo de Globalización neoliberal. La corrupción política en España difícilmente desaparecerá con estos antecedentes tan rentables e impunes.