No hablamos de los que sufren en el terreno de juego los futbolistas, incluida la dura entrada que recibió Pablo Íñiguez en la Nova Creu Alta, a la que siendo benévolos consideraremos un lance más del juego, aunque indudablemente merecedor de mayor castigo para el jugador arlequinado. Las declaraciones del jugador blanquiazul o de Planagumà sobre la dura entrada son más propias del calentón del momento, y quizás fruto también de la impotencia que mostraron entrenador y jugadores durante el partido. Los accidentes que nos ocupan son los que el equipo viene teniendo con frecuencia en los resultados cuando el calendario se encamina al ecuador de la competición. En casa como a domicilio los percances han caído como jarra de agua fría entre la afición, sobre todo la que se desplazó a Alcoy.

Alcoyano y Sabadell nos han devuelto a la cruda realidad vivida con demasiada regularidad temporada tras temporada. No obstante es fiel reflejo de un equipo que no supo ganar como local a clubes recién ascendidos. En el Rico Pérez ganaron Teruel y Levante B, y empató el Castellón, rey de las tablas. Puntos perdidos en casa, que si en una racha ganadora fuera ocultaron la problemática, han vuelto a la actualidad tras unos resultados negativos en los desplazamientos que han apartado al equipo del liderazgo, objetivo prioritario a alcanzar para evitar las complicaciones de jugar tres eliminatorias para subir.

La debilidad en el área contraria del Hércules es del tal magnitud que no sale ni a gol por partido, su cifra se queda en un lamentable registro más propio de un equipo de puestos próximos al descenso. Salvan los escasos goles encajados, nueve, con un arquero, Falcón, que ha ido mejorando conforme la temporada avanzaba. No se trata de que «el equipo pise el acelerador e iguale la fuerza con que se emplean los rivales» como declaró Falcón, o echar balones fuera culpando de la situación a «terceros» o el juego violento de los rivales. Lo que tienen que hacer los jugadores es recuperar el vigor, la tensión, el empuje, la intensidad, la presión, con ello vendrán sin duda el control del partido, los buenos resultados, los goles, y hasta puede que el buen juego.