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Muchos o menos lobos

Medidas para la convivencia con una especie predadora

"El Gobierno aragonés habilita una línea de crédito de medio millón de euros para financiar la compra y el adiestramiento de mastines, instalar cercados y mejorar la seguridad de los corrales", señalaba una información publicada el pasado septiembre en un periódico zaragozano mientras en el titular de la información se decía que "Los perros abandonados matan en Aragón más ganado que el lobo y el oso". Expongo estos datos porque en diversas comunidades son constantes las informaciones sobre las protestas de los ganaderos respecto a la situación del lobo.

La polémica entre partidarios y detractores de una política de recuperación y conservación del lobo aparece con frecuencia en la prensa española y habitualmente se especula con el avance de la especie, los perjuicios que causa y su peligrosidad. Pero raramente se apuntan los posibles beneficios que representa el mantenimiento de su existencia en los montes o los fáciles remedios que se pueden establecer para defenderse de los denunciados perjuicios. Habitualmente las protestas se realizan para proclamar la escasa compensación de las indemnizaciones.

Creo que debemos aceptar que ambas partes pueden tener su razón. Todo depende de la verdad sobre los hechos y sobre los números. Es necesario comprobar la veracidad de un ataque, el valor de las compensaciones y el comportamiento de las partes. Si la permisividad de la extensión de la fauna es aceptable o exagerada, si los ataques son reales, si las indemnizaciones son suficientes, si las medidas de protección son adecuadas. Porque se llegaron a descubrir casos de denuncias dobles que también conseguían indemnizaciones dobles.

Desde luego Francisco de Asís y Félix Rodríguez de la Fuente han sido casos insólitos, personales, pero no únicos. Por lo que no se puede demonizar a sus seguidores, a quienes defienden la conservación de los animales. A quienes reclaman el mantenimiento o la recuperación de la cadena trófica. Porque la vida no es una cadena de componentes únicos diferenciados, de compartimentos estancos, sino el encadenamiento de relaciones, la biocenosis. Es decir, la convivencia de diferentes especies que se desarrollan y reproducen en un mismo biotipo, en un lugar que tiene condiciones ambientales que permiten la subsistencia de grupos de seres vivos en comunidad.

Por eso no todos los ganaderos son contrarios a la existencia del lobo ni todos los ecologistas detestan a quienes persiguen la erradicación del "canis lupus". Cada vez salen a la luz métodos para la convivencia de animales domésticos y depredadores. Y la más factible solución al problema parece estar en la resolución del ejecutivo aragonés, es decir, unas mejores medidas de protección financiadas por los organismos oficiales como ocurre con otros sectores de la sociedad. Una financiación a una mejor protección que se compensa con el menor número de denuncias de ataques al ganado. Ya hace tiempo destacados ganaderos castellanos, riojanos y aragoneses manifestaban su convivencia con los depredadores adecuando sus instalaciones a la realidad de la situación. Propietarios de rebaños con mil o más ovejas, con buenas cabañas de bovino, señalan que acompañar el ganado con un pastor, ayudado por perros mastines y recogerlo por la noche en un corral es una medida fundamental para luchar contra depredadores. También así se aprovechan más los pastos, se mejora el bienestar animal y aumenta la rentabilidad. El coste de la protección se compensa con menos ataques, denuncias e indemnizaciones económicas.

La coexistencia beneficia tanto a ganaderos como a las administraciones y los conservacionistas apuntan que reduce problemas sanitarios y el riesgo de transmisión de enfermedades de la fauna silvestre al regular su población de forma más natural. Por otra parte, noticias que llegan de Europa difundidas por "National Geographic" señalan la rápida expansión por todo el continente de un depredador extinguido en España, el chacal dorado (canis aereus). Partía de Bulgaria, Hungría y Croacia, y ya está en Francia, Alemania, Dinamarca, Polonia, Eslovenia, Suiza e Italia, donde aparece de forma permanente. Según expertos, es más resistente que el lobo, huye de la nieve y el bosque, llega al mar y a las cercanías de poblaciones y come carroña tanto como la caza. Circunstancias -perros abandonados y chacales- que para estudiosos de la fauna salvaje pueden ser un peligro para el lobo.

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