La Cuaresma y Semana Santa en Crevillent se viven de una forma muy intensa y las peculiaridades gastronómicas de esta época del año, están presentes no solo en los hogares crevillentinos sino también en cada una de las 30 cofradías o hermandades, ofreciendo unas especialidades totalmente autóctonas de la población como es el caso del tradicional «almuerzo de Viernes Santo», conocido popularmente por el sobrenombre de uno de sus ingredientes: Almuerzo de Pa Torrat.

Pero en qué consiste este almuerzo del «Pa Torrat», cuál es su origen, de qué ingredientes se compone.

Para contestar estas cuestiones nos tenemos que remontar al último tercio del siglo XIX cuando las cofradías se vieron en la necesidad de ofrecer a sus cofrades «agarraós» (nomenclatura crevillentina de los costaleros) un almuerzo a mitad de la mañana de Viernes Santo puesto que era una jornada en la que se celebraban cuatro procesiones desde las 6 de la mañana y el esfuerzo era considerable.

Los ingredientes que componen este almuerzo son, como su popular nombre indica, «Pa Torrat»; pan tostado al horno con aceite al que acompañan cabezas de ajos también asadas al horno al igual que bacalao.

En lo que concierne a la parte vegetal, muy características son las habas tiernas así como los rábanos, lechugas y tomates; todo ello regado con buen vino de los cosecheros crevillentinos principalmente de la partida del Boch.

Como se observa en los ingredientes, se guardaba la abstinencia de comer carne en Viernes Santo.

Hoy en día el almuerzo del «Pa Torrat» ha visto como sus ingredientes se han ampliado, incorporándose las tradicionales «cocas» cuya especialidad principal es la realizada con boquerón frito con cebolla y la que se realiza con atún, huevo y tomate.

Con todo ello, todos los hornos de Crevillent reciben los encargos no sólo de las treinta cofradías sino también de numerosas familias que se reúnen alrededor de esta tradición y más recientemente también se encargan de exportar esta peculiaridad gastronómica a las poblaciones vecinas.

Pero en este caso, mejor que las palabras es poder conocerlo y degustarlo la mañana de Viernes Santo en Crevillent.

Que no te lo cuenten, ven y lo verás.