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¿Cuarto poder?

Talento de oro al servicio del grupo

Como en todos los buenos equipos, el éxito del HLA Alicante es un triunfo coral. Hay grandes solistas en los despachos y el vestuario ( Gallego, Rivero, Conde, Pitts,...), pero el regreso del baloncesto alicantino a la élite seis años después y tras un grave peligro de desaparición es el resultado de un esfuerzo colectivo de la directiva, el cuerpo técnico, la plantilla y una afición indesmayable ejemplarmente representada por la Peña Kali Nord. Todos ellos han puesto su talento individual al servicio del grupo. Tal y como reza la filosofía de este Lucentum refundado. Las cifras del equipo hablan por sí mismas. Veintiuna victorias en los últimos 22 partidos en el tramo decisivo de una temporada en la que se estrenaba sistema de competición y en la que el equipo ya acreditó su carácter de campeón con la conquista de la Copa LEB Plata en una sucesión de recitales casi sin precedentes en la categoría. La experiencia de Garrido, el oficio de Nacho Díaz, la precisión de Schmidt, la insultante capacidad de Chumi Ortega... Un arsenal inagotable en el que cada uno conocía a la perfección su papel. Al frente de este equipo confeccionado para ascender, con un caudal inagotable de recursos y variantes, el club situó a Pedro Rivero, histórico director de juego lucentino, que en su primer año en los banquillos ha demostrado su enorme capacidad para transmitir a los jugadores su enorme conocimiento del juego. Su equipo se parece a él cuando jugaba: intenso, rápido, intuitivo, agresivo... Tiene claro que se juega y se rinde mucho mejor cuanto más se disfruta en la cancha y fue capaz de convencer de ello a los suyos. En las buenas y en las malas, de las que apenas ha habido en este año de récords y exhibiciones. En esta misma apuesta por «gente de la casa», con ADN Lucentum, la directiva situó a Guillermo Rejón como director deportivo. Después de tres ascensos a la ACB como jugador en Alicante, el madrileño también se consolida en su segundo año en los despachos. Conoce las dificultades de la plaza y de la categoría, comunica muy bien y es un eslabón muy sólido entre el vestuario y la planta noble de la entidad.

Al frente del club marcan el rumbo Toni Gallego y Daniel Adriasola, artífices del milagro de mantener vivo el baloncesto de élite en la ciudad cuando parecía abocado a su desaparición por las deudas y la pésima gestión de sus antecesores en la época del despilfarro y el descontrol que siguió a los éxitos de la ACB con fases finales por la Copa y la Liga y presencia en la competición europea.

Con mucho esfuerzo y poca colaboración en una ciudad acostumbrada a «subirse al carro de la victoria», el tándem presidencial no perdió nunca la calma por el escaso apoyo empresarial e institucional, ni por las decepciones de las dos eliminaciones en el play-off por el ascenso de los dos últimos años. Cuidó al máximo la base y fue completando el puzzle de un equipo campeón. Con calma y sin ruido.

«Quien nunca se rinde, al final triunfa». El lema de la Peña Kali Nord que cuelga de una de las gradas del Pabellón Pedro Ferrándiz encaja a la perfección en el espíritu de este club y de este admirable grupo de seguidores que han acompañado al Lucentum por los templos de la ACB y por las «catacumbas» de la quinta categoría nacional. Entregados, fieles, incondicionales... Inasequibles al desencanto e infatigables en el aliento, son un ejemplo de afición y un referente más de este equipo que es de Oro y un orgullo de Alicante.

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