El que más y el que menos tiene una hipoteca a lo largo de su vida. Algunos la pagan con dinero poquito a poco y religiosamente. A otros en cambio su hipoteca se los lleva por delante y los arruina. He visto más de un caso de alguien que se quedó sin nada por no haber podido asumir sus deudas. E incluso hay quienes, para colmo de desgracia, cometieron el craso error de avalar a otro y éste los llevó a la bancarrota por sus impagos. Pero esto de hipotecarse hay que pensárselo y mucho. Dice el Banco de España que la nueva Ley Hipotecaria, que entró en vigor el pasado 16 de junio, ha encarecido el precio de las hipotecas, pese a que la intención del legislador fuera aparentemente la contraria. Y eso aunque, además, a los notarios la nueva Ley los haya sobrecargado con más trabajo no facturable, lo que les ha sentado fatal, porque lógicamente ellos no están ahí para firmar actas gratis et amore. Claro está que si los legisladores, en su ingenuidad, creían que el pato lo iban a pagar los bancos, es que son demasiado ingenuos. Los bancos por definición no pierden nunca, y lo que no va en lágrimas irá en suspiros, como al parecer está ocurriendo en las nuevas hipotecas. Conclusión, que al final los paganinis somos los de siempre, los que vamos al banco a pedir dinero prestado. Menuda novedad y vaya chasco con la reforma legislativa.

Además de las hipotecas de las que les hablaba hay otras que son de índole moral. Me refiero a las que se suscriben con socios de gobierno que exigen, a cambio de su apoyo, una entrega total, cuando no el alma. Esto es, mucho más que dinero. Y tal vez una hipoteca de este otro tipo sea lo que explique que se emitiera, sin ningún motivo aparente, una entrevista a Arnaldo Otegi en RTVE esta semana. Personas en su sano juicio que están en contra del terrorismo se preguntarían por y para qué de esta entrevista en la televisión pública, justamente coincidiendo con la conmemoración en el Congreso de los Diputados del acto anual de homenaje a las víctimas del terrorismo. Como no creo en las coincidencias, porque de serlo se demostraría que los responsables de la tele pública son unos torpes, deduzco que fue una contraprogramación en toda regla frente al acto del Congreso, para tratar de pasar una mano por el lomo a EH Bildu y otros posibles socios de esa misma cuerda, lo que ha demostrado una equidistancia ciertamente ofensiva del Gobierno con estos grupos y las víctimas del terrorismo.