Lo único que quedó realmente claro en Washington es que en este Madrid nada está suficientemente claro. Para empezar, en la portería, donde Keylor está en modo felino y pone su candidatura a titular en cada oportunidad que le dan. Para seguir, en ese lateral izquierdo en el que Marcelo deslumbra en ataque como si la pasada temporada fuera un mal sueño. Ahora está por ver el rol de Mendy, que tras ser elegido como mejor lateral izquierdo de la Ligue 1 en las dos últimas temporadas, puede ocupar banquillo a pesar de los 48 millones que costó el sacarle de la capital gastronómica francesa. Bale es capítulo aparte. Incluso podría abarcar un temario completo. El que en teoría era un futbolista fabuloso se ha convertido en un misterio más fabuloso aún para los estudiosos del tema. Marca un tanto, evita otro a su equipo sobre la línea de gol y luce remates de tronío (penalti aparte) cuando habita en el check out del equipo. No cabe duda de que en Washington se había levantado con el right foot. Sonrisas y lágrimas en Asensio, que había desechado acudir al Europeo sub-21 supuestamente por afinar la temporada. Salió en la segunda parte de forma estelar y acabó en la camilla con una lesión de cruzado que le puede suponer medio año de ausencia. El efecto dominó de su baja lo puede pagar el Arsenal que se quedará sin la deseada llegada de Ceballos, seguirá en Isco que refuerza su tambaleante posición y cambiará alguna cosa más en ese esquema/laberinto por el que transita Zidane, y al que añade algo de luminosidad el afinado momento en el que comienza el curso Modric. Pero aviso a navegantes: en esa zona falta un dragaminas, llámese Casemiro o Valverde. Tanto Kroos como el propio Modric lo necesitan en su hoja de ruta. De modo que nada está claro en este Madrid por el momento.
