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Opinión

Cultura y democracia

Las políticas culturales llevadas a cabo por la administración local en el ámbito municipal han puesto el principal acento, durante estos últimos años, en la oferta cultural, en una programación intermitente de actividades artísticas, pero que no ha supuesto un avance en cuanto a la «democratización de la cultura». Continua existiendo lagunas importantes en las que han sido llamadas políticas de democratización cultural, esto es, en la promoción del protagonismo activo de los ciudadanos en los procesos de producción cultural y social. Es necesario en los ayuntamientos apuntalar y desarrollar un nuevo impulso en el desarrollo sociocultural de la comunidad con la participación activa de los creadores de las artes, con aquellos que producen cultura, y que es urgente canalizar a través de los medios que dispone la población como son las infraestructuras culturales existentes en nuestro municipio, y que con tanto esfuerzo municipal se han creado a lo largo de más de tres décadas.

Desde la perspectiva de la «democratización cultural», la cultura es algo vivo que se construye colectivamente en el acontecer diario de un pueblo o una comunidad, convirtiéndose en expresión de su «identidad», formando parte esencial de su vida. En la medida que alentamos o promovemos la «participación cultural» de los miembros de un pueblo o una comunidad estamos estimulando en hombres y mujeres su creatividad e imaginación, incentivando su conocimiento y favoreciendo su expresión individual y social, al tiempo que se fortalece la comunicación y la relación, reforzando su identidad colectiva y su capacidad de responder a las necesidades del presente y también a los desafíos del futuro. La participación es condición necesaria para la «construcción colectiva de la cultura», para que los hombres y mujeres pasen de ser meros consumidores pasivos de cultura a protagonistas activos de la vida cultural y social de su municipio.

Porque el ámbito preferente de estas políticas es, sin duda, el municipio, el territorio natural donde se desenvuelve la vida de la comunidad.

El ayuntamiento debe tomar conciencia de la magnitud de los problemas culturales que nos afectan y que no puede reducirse a un limitado sector de nuestra sociedad sino que debe ser descentralizada y sacada de los templos del «saber», airearla y propiciarla en todo nuestro ámbito territorial, municipal. La Constitución nos indica: «Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho». De manera que no cabe el progreso de la democracia sin un desarrollo cultural significativo, porque no hay inversión más urgente, y a la larga más rentable, que aquella que se haga en el ámbito cultural y educativo. Abrigamos la esperanza con esta nueva corporación municipal para que el futuro sea mucho más propicio para la cultura y las artes.

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