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Sol y sombra

Desconfianza en general

Crece el recelo hacia los políticos a la vez que se desboca entre ellos Pedro Sánchez sigue en sus cinco, y esos cinco, por lo que se ve, consisten en marear la perdiz y tejer una coartada a derecha e izquierda que allane al PSOE el nuevo camino a las urnas. Ayer volvió a estrechar el campo de juego de la investidura al recordar que con Unidas Podemos la desconfianza es mutua. La desconfianza es uno de los sólidos materiales con que se ha ido moldeando la Historia. "No me fío de nadie que no beba, el mundo entero lleva tres copas de retraso", decía Rick (Humphrey Bogart), en Casablanca. Pedro no se fía de Pablo, y Pablo no se fía de Pedro. De modo que sobre esa piedra dificilmente se pueden edificar iglesias. Al tiempo que crece la desconfianza hacia los políticos, el recelo se desboca entre ellos mismos. Da igual la tendencia en que se muevan. La suspicacia aumenta cuanto más cercan están; existe el temor del contagio, como es el caso de Díaz Ayuso que no quiere saber nada de Cristina Cifuentes que, a su vez, desconfía de ella porque pretende apagar la luz de una corrupción que la deslumbra. La portavoz bilduetarra en Navarra mantendrá bajo vigiliacia a María Chivite para seguirle recordando que es presidenta gracias al compromiso de fomentar la patria vasca en una comunidad foral donde el vasquismo nacionalista es minoritario. Pero es en la inverosímil Italia donde el recelo alcanza cotas inimaginables al plantear el Movimiento Cinco Estrellas una moción de confianza contra su propio Gobierno del que también forma parte la Liga del populista y xenófobo Salvini, que ha defraudado al Estado 49 millones de euros. Como para fiarse de alguien.

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