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El ombligo de Cristiano

Ahora que los españolitos nos hemos convertido en todos unos expertos en interpretar las encuestas, barómetros y en leer las hojas de té con tanto ir y venir a las urnas, el fútbol no podía escapar del por qué el voto y el votante se comportan de esta o aquella manera. El ejemplo más claro es lo sucedido con las votaciones de los premios "The Best", que organiza la patronal mundial del balón.

Medio mundo se lleva las manos a la cabeza y otro medio se parte la caja después de saber que Messi -el ganador- votó por su eterno rival y que Cristiano Ronaldo -que se quedó en casa a pesar de que la entrega se celebró en Milán, a menos de dos horas de Turín- optó por candidatos de otro perfil. Y mire usted qué cosas, la princesita de Madeira votó por dos de los jugadores del Ajax -Matthijs de Ligt y Frenkie de Jong- "culpables" de la eliminación del que fue "su" Madrid y su ahora querida Juventus. Y también apostó por Kylian Mbappé, el que se supone que será sucesor en el trono del fútbol mundial de Messi y de Cristiano salvo que Neymar vuelva a querer ser jugador de fútbol, lo que todavía está por ver.

Son las cosas que tiene CR7, que es capaz de movilizar a todos sus súbditos para encontrar a las mozas que cuando era un desarrapado y no tenía ni para pipas le regalaban hamburguesas para que no pasara hambre, pero que no le sale de las entrañas hacer un guiño a Messi -incluso el actor metido a futbolista SR4 votó por su archienemigo Salah- ahora que ambos enfocan el último tramo de sus carreras. Y eso que no hace mucho que el luso reconoció que la pugna con el "10" culé le hizo más grande como jugador.

Hay quien dirá que son cosas de la competitividad y la mentalidad ganadora que ha hecho de CR7 uno de los mejores goleadores de la historia y que con él no va eso de dar facilidades al enemigo. Y otros estarán convencidos de que no es más que otro capítulo de su vida y carrera consigo mismo y con su ombligo.

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