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Amazonas

Cuentan las leyendas que las Amazonas eran tribus de mujeres guerreras, que luchaban por mantener su autonomía frente a los intentos de dominación de otras tribus y las amenazas de la naturaleza exultante e impredecible en la que vivían. Aprendían desde niñas las artes de la caza, del galope, del combate y de la defensa. Arqueras musculadas, se representan bellísimas. En mil versiones, casi siempre enfrentadas a un héroe que lucha por derrotarlas en batallas nunca sencillas, el mito de las tribus de Amazonas ha atravesado épocas y territorios, desde los griegos hasta la colonización de América, construyendo a su paso el mito de un grupo de mujeres poderosas e independientes. El origen de su precioso nombre, Amazonas, se atribuye a múltiples lenguas, siendo la más aceptada la griega, cuya traducción sería Sin Mama. Y es que, insisten algunas versiones, en la edad de la adolescencia, a las mujeres Amazonas se les amputaba un pecho con el fin de disponer de una mayor capacidad de carga en sus hombros y mayor amplitud de apertura para el disparo con arco. La ausencia de una de sus mamas, o la ocultación de la misma, que versiones hay de todo tipo, sería el rasgo común a una guerrera, arquetipo de mujer que desafía a lo establecido y lucha con furia contra las amenazas que pretenden dominar su vida.

En estos días en los que celebramos el mes del cáncer de mama, en el que recordamos la importancia de la prevención, reconocemos el avance de la investigación y la medicina en los tratamientos y hablamos sobre factores precipitantes y las diferencias entre países y territorios en su incidencia, puede ser también un buen momento para explorar y conocer mejor la experiencia de las mujeres que padecen esta enfermedad. ¿Cómo se vive cuando te diagnostican un cáncer de mama? Seguramente la primera palabra que nos llega a la mente es miedo, y la segunda, lucha: superado el miedo, se vive luchando. Son unas guerreras. Unas luchadoras. Casualmente escucho a una psicóloga especialista en oncología contar que no deberíamos de referirnos a las mujeres con cáncer de mama como guerreras que luchan contra la enfermedad. De una parte, explica, implica la idea de que aquellas que no consiguen vencer al cáncer es porque no han luchado lo suficiente. Y esto es incierto y cruel. De otra, desdibuja la verdadera lucha de cada día de las mujeres con cáncer de mama. Una experiencia fundamentalmente de vida. Porque de lo que se trata es de una lucha por la vida. A pesar de los tratamientos, a pesar de las incertidumbres, de las amputaciones y de las pérdidas temporales de atributos de belleza, su lucha lo es por continuar abrazadas a la vida. Por seguir siendo una mujer plena. Por extender su comprensión a otras mujeres en similares condiciones. Por explotar cada día en la belleza de cada día. En el amor de cada día. La batalla no es, decía la psicóloga, entre la mujer y la enfermedad, sino entre la mujer y la rendición a su feminidad y a la pulsión de seguir viviendo. Son guerreras de la vida.

La historia de las Amazonas está llena de posibilidades de interpretación. La historia de las mujeres con cáncer de mama está llena de relatos de crecimiento personal y generosidad. Ambas tienen en común el pecho o su ausencia, y especialmente, los atributos de luchadoras incansables que desafían el destino, apoyadas en grupos de mujeres que exploran nuevas formas de vivir. Algunas de nosotras tenemos la suerte de no ser una de estas guerreras. Por el momento. Pero somos muchas las que tenemos una guerrera a nuestro lado. Una auténtica Amazona. La mía se llama Patricia. Es una arquera de la felicidad. Dispara y acierta y siempre consigue la presa que busca: disfrutar y vivir con amor y generosidad este proceso vital que es tener un cáncer de mama. Gracias querida amiga. Si algún día me tocara a mi recoger tu arco, estate segura de que sabré hacerlo mucho mejor con tu ejemplo.

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