Entre finales de septiembre de 1918 y mediados de enero de 1919 estuvo Joaquín Sorolla en Alicante pintado en el bosque de palmeras de Babel su obra 'Elche. El palmeral' dentro de la colección 'Visión de España' que le encargara para la Hispanic Society of America de Nueva York el filántropo e hispanista norteamericano Archer Milton Huntington.

En ese período de tiempo escribió una extensa colección de setenta y cinco cartas a su esposa Clotilde García del Castillo que supone un maravilloso resumen de la opinión que le causaran tanto la capital y numerosas localidades de nuestra provincia como sus autoridades, artistas y pueblo llano.

Todo ello queda literalmente recogido en el tomo II de los Epistolarios que recopilaran y editaran Víctor Lorente Sorolla y Blanca Pons-Sorolla, nieto y bisnieta del artista respectivamente, junto con la estudiosa sorollista Marina Moya Escobar bajo el patrocinio de los gobiernos central y autonómico así como del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana y la Fundación Museo Sorolla.

Aquellos tres meses y medio largos coincidieron con la primera gran campaña catalanista de la historia en favor de un Estatuto de Autonomía donde no faltaron ni la violencia dialéctica y física ni las amenazas de secesionismo si el gobierno de Madrid no reconocía el hecho diferencial catalán. ¡Y han pasado ya cien años!

Nada nuevo bajo el sol teniendo en cuenta que la estelada, que parece algo reciente, fue inventada por Vicenç Albert Ballester, un ultranacionalista que ya en 1903 cofundó un semanario llamado 'La Tralla', 'El látigo' en castellano, donde firmaba sus artículos con las iniciales VIC y ME que significaban 'Visca la Independència de Catalunya' y 'Mori Espanya'.

El 16 de diciembre de 1918 en carta con membrete del Real Club de Regatas escribe Sorolla: "€Ya te supongo enterada de los desafueros de Barcelona (€) esto no va nada bien, es una desdicha de país, por ligerezas en el prometer, para luego no poder cumplir, pasan estas cosas y que no pasen a mayores".

Tres días después la Mancomunitat de Catalunya amenaza con proclamar el Govern Nacional Català si Madrid no atiende a sus reivindicaciones.

Y en otra misiva a su esposa, Joaquín Sorolla lamenta preocupado las algaradas callejeras violentas con enfrentamientos entre catalanistas y españolistas en las calles de la Ciudad Condal.

La última de esas cartas enviadas desde Alicante hablando del problema catalán está fechada el 15 de enero de 1919 desde el Casino y en ella aventura: "lo de Barcelona va a ser terrible, acabará eso con algo gordo, gordo".

Al día siguiente le notificará que ha decidido acercarse a Orihuela con el deseo de visitar sus monumentos, guardando especial predilección por el escultor Salzillo cuya obra ya había contemplado fechas atrás en Murcia.

El 18 factura debidamente enrollado y seco el lienzo de 'Elche. El palmeral' que marcha a Madrid por vía férrea al igual que el artista retornará a la capital de España en la noche del 19 en coche-cama.

Un siglo después seguimos sin saber cómo y cuándo va a acabar todo este guirigay catalán, con esa espiral de violencia que a nada bueno conduce ni a nadie cabal interesa y esos políticos que actúan según les conviene pactar con unos o con otros a tenor de las circunstancias y sus intereses personales, partidistas y electoralistas.