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Jorge Fauró

La distopía popular

A veces ocurre que algunos de nuestros cargos públicos parecen vivir en una realidad distinta a la nuestra, en una distopía propia de Philip K. Dick en la que van saltando de una dimensión a otra para cambiar de mundo a conveniencia y tratar de llevar en ambas realidades el agua a su molino. Se puede estar en desacuerdo con la gratuidad total de la autopista a partir de enero, como asevera el presidente de la patronal de hoteleros, Toni Mayor, o matizan los profesores universitarios Ortuño y Casares.

En ambos casos (pueden leerlos en esta misma sección), las argumentaciones son serias, sólidas y razonadas desde el punto de vista de quienes las rubrican. Lo que no está a la altura es jugar al despiste con los ciudadanos y saltar de una dimensión a otra con tal de no quemarse en la inevitable realidad, como vienen haciendo a este respecto dirigentes del Partido Popular.

El expresidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, y otros cargos del partido han salido a arrear a Pedro Sánchez con motivo de la desaparición de los peajes. Atribuyen la gratuidad al Ministerio de Fomento de Ana Pastor, pero callan el hecho de que bajo los gobiernos de Eduardo Zaplana (autonómico) y de José María Aznar (central) se prorrogaron los años de concesión de la vía en favor de una adjudicataria que en algunas fases de su historia mantuvo el trazado como una calzada romana.

Hace muchos años que la AP-7 podía haber sido una carretera de libre acceso, pero son quienes se opusieron a ello quienes ahora se atribuyen lo que lleva siendo una reclamación histórica de una parte importante de la sociedad alicantina. La autopista ha representado un hito para esta provincia, un eje que sigue vertebrando varias comarcas y que, ahora sí, se convierte desde hoy en una infraestructura de las comunicaciones mucho más democrática.

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