La primera vez nunca se olvida. Jose lo había visto por televisión alguna vez y conocía las reglas básicas del juego, pero nunca en vivo. Fue en aquella Barcelona de 1992 en la que él repetía como boxeador olímpico donde, por vez primera, vio un partido de baloncesto. Y aquel deporte ya no saldría de su cabeza. Por supuesto, gran fan de Mohamed Alí, él amaba el boxeo y así se lo inculcó a su hijo, Jose como él. Pronto aprendería el joven Chumi a mover rápidamente las piernas, a girar, a hacer valer la fuerza de sus bíceps... pero le faltaba algo. Chumi quería deporte en equipo. Chumi quería fútbol. «Te apuntaré a fútbol», le dijo su padre, «pero también vas a hacer baloncesto».

Un chico alto, delgado, rápido, explosivo, tenía que triunfar en baloncesto, pensó nuestro boxeador. Aquella visión de Barcelona 92 era muy viva. Un año entero estuvo Chumi simultaneando fútbol y baloncesto. Un solo año para darse cuenta de que su padre tenía razón. Lo suyo era el baloncesto. Y así comenzó a forjarse una de las grandes promesas de nuestro HLA Alicante. Jose Ortega Soriano, «Chumi». El hijo del boxeador. Si hay alguien que quiere ser más rápido, más fuerte y llegar más alto, como dice el lema de los Juegos Olímpicos, es él. Lo lleva en la sangre.

En casa ha aprendido a luchar con todas sus fuerzas y a afrontar el deporte con humildad. A ponerse sus propias metas y a sacrificarse por ellas. Nunca está solo. En cada partido, en un lugar discreto de la grada, el boxeador no pierde ojo. Sufre por el Lucentum como sufre por los púgiles de su gimnasio. Y siempre está ahí para apoyar a su hijo, en las buenas y en las malas. El perfecto fichaje para la incondicional, incombustible Kali Nord.

Él, tantas veces campeón de España y sin un padre con quien celebrarlo, sin un padre que le acompañara en las competiciones y disfrutara de sus combates, se ha convertido en aquello que siempre anheló y la vida le negó. Pero el baloncesto le ha regalado otra vida y él le ha correspondido con un gladiador, el más intenso de los guerreros lucentinos. El ojito derecho de la afición. Chumi siempre quiere más. ¿Ven ustedes qué hace cuando encesta, cuando defiende a muerte, cuando pelea cada balón? ¿Lo oyen? Sí. Ruge. Ruge con todas sus fuerzas. Porque es hijo de un tigre. El tigre de Yecla. El hijo del boxeador.