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Óscar R. Buznego

Una tradición perdida

El pueblo a escena, el libro de Sergio Sánchez Collantes imprescindible para entender la trayectoria ascendente de la sociedad asturiana del siglo XIX.

El profesor Ramón Arnabat, docente en la Universidad de Tarragona, ha descubierto en un libro reciente, titulado Asociaos y seréis libres, lo relacionados que estaban en la España de la Restauración el crecimiento de la industria y los servicios, la urbanización, la alfabetización, el aumento del número de cabeceras y de lectores de prensa, la pertenencia a todo tipo de asociaciones y el voto a los candidatos republicanos en las elecciones legislativas. La relación entre estos hechos se produjo en todas direcciones, lo que provocó un efecto acumulado que acabó diferenciando nítidamente el noreste costero, abierto a las innovaciones, de las regiones del occidente y el sur peninsular, que se mostraron más reticentes hacia los cambios sociales y permanecieron ancladas en las formas políticas pretéritas.

El libro pretende demostrar la importancia del asociacionismo como conducto a través del cual la población logró disponer de un espacio en la vida política y, en suma, como indicador básico del proceso de modernización de la sociedad española, que no obstante en su conjunto resultaría lento, parcial e intermitente. A tal fin, la abundante prueba empírica que aporta es concluyente. Pero, además, el estudio de Arnabat tiene el interés añadido para Asturias, a la que dedica un apartado en exclusiva, de situarla en perspectiva comparada con el resto de las regiones españolas. La impresión que se obtiene es que nuestra provincia aceleró el ritmo de su modernización en las décadas finales del siglo XIX, pasando entonces a formar parte de la España más avanzada, y que la etapa de la segunda Restauración fue un momento muy prometedor de la historia de Asturias. La sociedad asturiana de aquellos años era próspera, dinámica, pujante en todos los ámbitos, particularmente en la economía, la enseñanza, la recepción de las corrientes de opinión en boga en Europa y la implicación de los asturianos en actividades cívicas, culturales y políticas.

La riqueza de la vida pública asturiana de la época solo iba a la zaga, si acaso, de la que se manifestaba en Madrid y Barcelona. Apoyándose en los trabajos de Jorge Uría, Jean Louis Guereña, Angel Mato o el propio Sergio Sánchez, el historiador catalán confirma la eclosión de iniciativas imbuidas de espíritu progresista que protagonizaron los asturianos en las décadas del cambio de siglo anterior. Pues bien, el libro de Sánchez Collantes, destacado con el Premio de Investigación "Juan Uría Riu", y que siendo tan voluminoso recoge solo el texto revisado de una parte de la tesis doctoral dirigida por Francisco Erice, se revela de lectura imprescindible para comprender la trayectoria ascendente de la sociedad asturiana en el siglo XIX, debida entre otras razones al empujón que recibió del republicanismo, que surgió temprano en su seno, tanto que ya a finales del siglo XVIII Rubín de Celis daba rienda suelta a los postulados del igualitarismo político que distinguirá la actitud de los demócratas, aunque luego su evolución fuera entorpecida una y otra vez por los avatares políticos del siglo, con frecuencia adversos.

Collantes desmenuza la historia de los republicanos asturianos desde los orígenes, sus ideas, sus reacciones ante los acontecimientos, las fusiones y las escisiones, la implantación social y territorial de sus innumerables siglas, la actuación de los grandes protagonistas y la difusión de los periódicos y panfletos por los activistas de base, enrolados en la lucha social o entregados al ideal por puro convencimiento. La muestra al completo, con sus avances, sus quiebros y sus contradicciones. Los partidos republicanos también practicaron el clientelismo, pero por encima de eso dieron un fuerte impulso a las ideas democráticas en una sociedad que se encontraba a medio camino, insegura y conflictiva. En Asturias, el republicanismo tuvo mayor relevancia que en otras regiones.

El Grupo de Oviedo, de Clarín, Posada, Buylla y otros, y el reformismo de Melquiades Alvarez irrumpieron en la escena pública aupados por un movimiento que llevaba por bandera el ideario del republicanismo y a esas alturas pugnaba con gran fuerza por liderar el cambio social, cultural y político en España. Todo el entusiasmo desplegado por los republicanos se estrelló trágicamente en 1936, perdiéndose después en el silencio. Por fortuna, cada día hay más investigadores dedicados a rescatar de lo desconocido la tradición republicana, vale decir democrática, de nuestro país, lo que debería servir para evaluar más certeramente y mejorar la democracia actual. Entre ellos están dos historiadores asturianos, Manuel Suárez Cortina, que da clases en Santander, con una larga lista de publicaciones sobre la cultura política liberal española del siglo XIX, y Sánchez Collantes, que imparte clases en Burgos y con este libro contribuye, si se quiere, a reducir notablemente un vacío enorme que había en nuestra conciencia histórica. La pregunta que viene a continuación es por la huella que la tradición republicana ha dejado en el presente de los asturianos.

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