¡No me mandes más jamones, que tengo la despensa llena!. Este es uno de los muchos «chascarrillos autóctonos» -acudits, en valenciano/catalán, como homenaje a «mi querido» alcalde covero de Rafal, Manolo Pineda, sin acritud y de buen talante- que circulan por la comarca más sureña de toda -¡y digo toda!- la CV. ¡Eso sí, con permiso de tirios y troyanos; a saber, tirios, los que defienden que, en la Vega Baja, se utilice una lengua que no entiende ni Dios y troyanos, quienes pelean/luchan por todo lo contrario; o sea, por hablar una especie de «pseudopanocho», que está más arraigado entre los «vegabajeros». El otro día, un amigo me decía que se, si le obligan a hablar una lengua, prefería el «panocho murciano», porque lo entiende mejor. Hay otro dicho popular que asegura que «sabe más el diablo por viejo que por diablo». El asunto es que un agricultor de la Vega Baja solo necesita mirar al cielo en verano para saber el tiempo que hará en invierno y lo cojonudo es que -¡no me preguntéis cómo!- acierta, sin tener que recurrir a lo que dicen los mapas que nos enseñan por la tele los meteorólogos, que, solo sirven para unos días -tres o cuatro-, ya que más allá, aseguran, no se pueden hacer predicciones. ¡Va ser que los Roberto Brasero (A3) y Mónica López (TVE), por citar a algunos, van a tener que venir al sur de la CV -sobre todo porque nos entenderíamos en castellano/español- para aprender de nuestros «hombres del tiempo». ¡Es lo que se conoce como cabañuelas!.¡Expertos!; ¿has dicho expertos?, ¿qué expertos?. Para este viaje no necesitamos alforjas, aunque parece que el Molt Honorable President, Quino I de Morella, se ha empeñao en gastar unas perras/dineros que escasean -sobre todo cuando se trata de ayudar a quienes todavía están esperando que se cumplan las promesas que hizo después de la gota fría de septiembre (me resisto a llamarla DANA; soy más tradicional), para granjearse las simpatías de quienes estamos hartos de que nos engañen -¡prometer hasta el meter!-. Parece que el muchacho, Quinillo, tiene muchos estómagos agradecidos en la Vega Baja que siguen palmeándole «sus gracietas». Entre el agua y la lengua -valenciano/catalán- le va a salir un grano a los del Botanic, que pagarán -en forma de votos de castigo- los alcaldes y concejales socialistas o el de la Daya, José Vicente Fernández, que es de Compromis. Bueno, a lo que iba, que, como la mayoría de veces, «me se va el santo al sielo». Resulta que -según leí en el periódico- «Expertos advierten en Orihuela del mal encauzamiento del Segura». Y, en la noticia, se cita al catedrático de la UA Jorge Olcina (comisionado del Consell para la Vega Baja, nombrado por Joaquinito), quien, en una jornada técnica, aseguró que «el río está mal calculado» para las lluvias torrenciales que aumentarán con el cambio climático. ¿Cómo te se ha quedao el cuelpo?. ¡Vamos a ver, alma de cántaro!. En la Vega Baja, en general, y en Orihuela, en particular, todos sabemos -menos tú, que vives en la capital- que el encauzamiento del Segura está mal hecho y que es el causante de la mayoría de los problemas que se originan en cuanto caen cuatro gotas y media, motivo por el que «la bruja buena», Antonia Moreno (directora territorial de Presidencia en Alicante), dijo aquello de que «el Segura se va de fiesta», siendo obligada por sus «jefes» a quitarlo de su cuenta de «face» o «tuiter» -no sé dónde lo puso-, pese a que ella asegura que es un chascarrillo muy utilizado por los viejos del lugar, aunque yo nunca lo había oído; ¡y eso que soy un poco mayor que ella! Pues eso, que las gentes de la vega saben/sabemos que el encauzamiento del Segura es «una mierda más grande que el sombrero de un picaor, con moscas y to», y no hay que ser ningún experto para decirlo en unas jornadas con las que justificar un nombramiento político y, supongo, el sueldo. ¡Niño, deja de joder con la pelota!, ( Joan Ma nuel Serrat).