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Óscar R. Buznego

Una sencilla lección política

La versión de Rajoy sobre su paso por el Gobierno y algunas reflexiones sobre la actividad pública vista desde el poder

Este no es un libro de memorias en sentido estricto. El autor lo presenta como una crónica personal, pero tampoco es eso. El texto conjuga su versión a posteriori de los principales hitos de su paso por el gobierno de España con jugosas reflexiones sobre la política vista desde el poder. Un sentido común afable y ecuánime, que se refleja en una prosa clara, perfectamente legible, parece presidir cada página. Mariano Rajoy ha sido un político de largo recorrido. Descubrió su vocación política ejerciéndola y luego ha dedicado su vida a ella. Hizo una carrera política completa, de cargo en cargo, desde concejal a presidente del Gobierno. Confiesa que la política es adictiva y que resulta muy difícil abandonarla, pero el día de la moción de censura decidió retirarse para siempre. Es el último político bien formado y con amplia trayectoria de nuestro país en irse. En una parte del libro, Rajoy revisa su gestión al frente del Gobierno. Describe el panorama que había al llegar a Moncloa, explica su método y justifica las decisiones que tomó ante la crisis económica y el desafío independentista. Se muestra convencido de haber actuado correctamente, aunque en relación con la cuestión catalana acepta que debería haber hecho un esfuerzo mayor en combatir el discurso populista e intoxicado de los soberanistas. También aplica su criterio, sólido, a analizar la dinámica de la Unión Europea durante la crisis, la abdicación de Juan Carlos I, el estado de bienestar, la inmigración y algún otro asunto de candente actualidad. El repaso se detiene en los episodios más relevantes del pasado, pero sus consideraciones apuntan al futuro, incrementando su interés. Con la exposición de lo anterior Rajoy entremezcla párrafos donde recoge el fruto extraído de su experiencia. Observaciones anecdóticas, impresiones personales y juicios condimentan una reflexión pura sobre la política. El lector encuentra ahí la autodefinición ideológica de Rajoy, su valoración de la tecnocracia, las cualidades que más aprecia en un político, sus opiniones sobre los nuevos partidos y sus dirigentes, las frustraciones que ha tenido, su vivencia íntima de la moción de censura, coronado todo ello con la sentencia muy rajoniana, que parafrasea aquella otra célebre del entrenador de fútbol serbio Vujadin Boskov, "política es política". Rajoy se declara conservador en el buen sentido de la palabra, siempre en actitud preventiva ante los saltos al vacío, y repele con argumentos convincentes el reproche de inmovilismo que ha recibido. Otorga el beneficio de la duda, a lo sumo, a Podemos y Ciudadanos, y mantiene férreamente su posición básica en relación con Cataluña. A propósito, hace una oportuna depuración del significado de la palabra "diálogo", tan cacareada en la historia del procés. Anota sus encuentros y desencuentros con Rubalcaba y Pedro Sánchez, lamenta que el PSOE rechazara gobernar en coalición y cuenta las dos conspiraciones internas que quisieron derribarlo del liderazgo del PP. En el libro hay más. El balance de Rajoy es satisfactorio e incluso complaciente. Se muestra emocionado por la vigencia de las instituciones y la normalidad democrática de la sociedad española. Respecto a la corrupción, un lastre heredado que acabó por hundirle, sostiene que actuó prioritariamente en defensa de la presunción de inocencia de los implicados. Admite con sinceridad que ha disfrutado de la política a base de conocerla y practicarla. Dice que se ha ido contento de haber ganado todas las elecciones en las que fue candidato, porque no lo han echado ni los electores ni su partido y, en definitiva, porque España corrió peligro de romperse y consiguió evitar que eso sucediera, y ha dejado una España mejor que la que se encontró en 2011. Rajoy ha estado perseguido por su caricatura como una sombra. El mismo ha jugado con ella, haciendo gala de su característica ironía, que una vez se vio obligado a desnudar ante Angela Merkel, su modelo a imitar de buen político. Es posible que, además de pensar que era una responsabilidad y que debía saldar una deuda moral con los españoles, esta sea la razón por la que se haya decidido a escribir el libro. Sorprendentemente, el libro es un éxito de ventas. No es mal síntoma. Pero ¿por qué los españoles, por encima de las diferencias políticas, no hemos sido capaces de tomar en serio a Rajoy?

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