El Sinn Féin, antiguo brazo político del IRA, ha ganado las elecciones en la República de Irlanda (Eire), por primera vez desde que proclamó su independencia del Reino Unido en 1920. Y las derechas -Fianna Fáil y el Fine Gael- han perdido a pesar de que desde su entrada en la Unión Europea y en el euro ha tenido una de los mayores índices de crecimiento de Europa. El problema ha sido el reparto.

Coincidiendo con el cambio de siglo visité Dublín. Se acababan de firmar los acuerdos del Viernes Santo (1994) por el que el IRA (Ejército Republicano Irlandés) aceptaba el alto el fuego y el Sinn Féin, el brazo político del IRA, firmante de la paz que acababa de negociar, se comprometía a participar con los Unionistas (protestantes) en la vida política de Irlanda del Norte y de la República de Irlanda (Eire) y a la entrega de las armas. Los irlandeses me parecieron gente amable, abierta, orgullosos de su historia, de su catolicismo, parte fundamental en su identidad nacional, junto con sus tradiciones. Estaban orgullosos de su independencia respecto a los británicos, subrayada con la entrada en la Unión Europea, vivida diariamente con el alza del euro respecto a la libra.

En la capital empezaba un cierto despegue económico a rebufo de la entrada en la Unión. Me llamó la atención especialmente que en todo Dublín tan solo había cuatro grúas de empresas de construcción dos de ellas en el puerto. Eso vi desde la chimenea, ahora ascensor, de la fábrica de cervezas Guinness -otro orgullo nacional-, el punto más alto, junto con la torre de televisión. Cuando aquí estábamos derribando edificios a troche y moche en el centro urbano para construir otros modernos, ellos trabajaban en mantenimiento y restauración de las viviendas tipo inglés y en algunos casos en reconstruirlas por dentro. Era una ciudad extensa, pero con un buen transporte público, y no se veían atascos, ni aglomeraciones en el centro urbano.

Con el cambio de siglo al parecer esto cambió. Grandes multinacionales- Google, Amazon, Ryanair?- han hecho de la República de Irlanda su base de operaciones en la Unión Europea, por sus bajos impuestos, casi un paraíso fiscal. El Productos Interior Bruto (PIB) ha crecido a un ritmo superior al resto de Europa y la construcción siguió el modelo intensivo y «renovador» nuestro en un auténtico «boom» del sector. Hasta la crisis de 2008. Dado el endeudamiento, la Unión Europea intervino directamente imponiendo recortes y medidas de austeridad -más duras que en España-. Ponían de manifiesto que el crecimiento acelerado, y el de la «renta per capita» no implicó un reparto de la riqueza, ni la reducción de las desigualdades, ni los menores impuestos más recursos para el Estado o mejores servicios. La crisis recordó a los irlandeses la época de pobreza -a finales del XIX- en que tuvieron que emigrar a Estados Unidos huyendo del paro y del hambre. En aquella época crearon el Sinn Féin -«Nosotros mismos», en gaélico, su lengua- como grupo reivindicativo de su identidad cultural: idioma, música, religión, tradiciones, folcklore. Desde la independencia a principios del siglo XX en Irlanda han gobernado el partido de centro, el Fianna Fáil, y el de derechas, Fine Gael, ambos son conservadores y se han turnado en el poder.

El aumento del paro y la pobreza, el encarecimiento de la vivienda -cuando más se ha construido- y la incapacidad de los gobiernos de centro y derecha para responder a los problemas de la gente ha llevado a la victoria al Sinn Féin (25% de los votos) encabezado por Mary Lou MacDonald, a pesar de que sólo ha presentado candidaturas en la mitad de las circunscripciones. (Es como si EH-Bildu ganara las próximas elecciones en Euskadi). El programa es la reunificación de la Isla -dentro del acuerdo UE con Gran Bretaña- y en lo económico mejoras en sanidad, servicios y viviendas sociales y por descontado la reforma fiscal con subida de impuestos: Reducir las desigualdades.

Los dos partidos de derecha tienen en torno al 22% cada uno. Y la otra cuarta parte de los votos se reparten entre: los Verdes, «Solidaridad antes que beneficios», Laboristas e independientes. Ni el Fianna Fáil ni el Fine Gael quieren gobernar con el Sinn Feinn, al que asocian con el IRA, aunque ya está disuelto, y este necesitaría el pacto con los minoritarios. Las negociaciones para formar gobierno no van a ser fáciles.