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Mariola Sabuco

Por favor, señor Marzà

Me parece que en este asunto, a la conselleria no le están dando toda la información

Desde el pasado jueves salgo del asombro para entrar en el estupor. Un menor de 14 años se intentó suicidar por el acoso escolar al que le sometieron varios compañeros en el Instituto Mutxamel. Prefirió cortarse las venas a que ellos le cortaran el cuello con una navaja y le hicieran una corbata colombiana, que es la amenaza, junto con otras de muerte, a la que le sometieron para que retirara la denuncia que tiene interpuesta su familia contra otro alumno del mismo centro, sobre el que ya pesa una orden de alejamiento de 50 metros por acosarle.

Con las consecuencias graves por bullying que se han producido en la última década, creía que el sistema educativo estaba lo suficientemente concienciado y formado para afrontar con éxito situaciones como la que sufrimos con el caso del Instituto de Mutxamel. Es evidente que el sistema ha fallado. Y no le echo la culpa al conseller de Educación, Vicent Marzà, una persona que me consta está sensibilizada para atajar de raíz estos asuntos. No la tiene, aunque ha sido algo atrevido, y de escasa finura por parte de la conselleria que no del conseller, afirmar poco más o menos que en el instituto no se podía hacer nada porque la orden de alejamiento era para fuera del centro.

Si una persona tiene que estar alejada de otra en la calle, igualmente en el centro. Puede que la ley diga una cosa, pero la razón dice otra; y teniendo en cuenta que hay una vida en juego... No se entiende, supongo que a raíz de las explicaciones que ha dado el centro educativo a la conselleria, que primero se hablara de que no se habían tomado medidas porque no eran necesarias y que el mismo día que al menor le acosaban en el interior del centro cuatro compañeros con insultos, zancadillas y asegurando que debería estar muerto, desde la conselleria se asegurara que se había hecho un seguimiento y que no había pasado nada en el interior del centro.

Me parece que en este asunto, a la conselleria no le están dando toda la información. Desde el jueves solo han tenido la versión del centro educativo y todos tenemos claro que cuando alguien no hace las cosas bien, tiende a negarlas o culpar a otro. Hubiera estado bien que el mismo jueves alguien de la conselleria, imparcial, se hubiera puesto en contacto con la familia y el alumno. Algún psicopedagogo, algún psicólogo. El sentido común aconseja que para juzgar una causa se escuche a las dos partes, pero no suele ser lo frecuente. Por cierto, si todo iba tan bien en el instituto, ¿por qué Educación (tanto el centro como la inspección educativa) invitaron a marcharse al presunto agresor? Por favor, señor Marzà, denos un rayo de luz para que sigamos confiando en que el sistema funciona.

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