Esta semana, la federación catalana de deporte ha admitido que una niña trans compita en la categoría femenina en natación. Después de tiempo pidiendo competir como una niña más, al final ha conseguido su propósito.

El movimiento LGTB ha luchado desde sus inicios por eliminar de todo punto la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género sobre todo en la etapa en la que las personas somos más vulnerables: la infancia. Por eso uno de nuestros objetivos ha sido siempre que la educación contenga contenidos específicos que nos ayuden a conseguir que las próximas generaciones defiendan el respeto a la diversidad como una realidad. Al fin y al cabo, la sociedad en la que vivimos es diversa. Respecto a las personas trans y su infancia existen muchos tabúes sociales. No es verdad, por ejemplo, que a las personas trans se las quiera empezar a hormonar cuando son menores.

La sociedad sí está preparada para el gran cambio legislativo que necesitamos. Sí lo está para conseguir que todas las personas en el Estado tengan igualdad tanto en adquisición de derechos como en la defensa de los mismos. En eso, como bien sabemos, en la Comunidad Valenciana llevamos la bandera.

Necesitamos una ley Trans y una ley LGTBI específicas de ámbito estatal. Y así se lo hemos exigido al gobierno de coalición desde los colectivos sociales. En este punto sí que es importante el orden de los factores, porque altera el producto. Desde Diversitat, como colectivo, ayudamos en la redacción de ambas leyes y defendimos desde el principio que como primera medida había que abordar las necesidades específicas del colectivo trans, tradicionalmente excluido de la sociedad al ser consideradas las personas trans hasta hace muy poco personas enfermas.

La patología no es de quien se manifiesta con un género diferente al nacido. La enfermedad la tiene quien denigra a quien ha decidido visibilizarse como quién realmente es. Aprendamos de ellos y ellas, es la mejor lección de dignidad.